José Agustín Hernández, transexual que superó barreras en Cuba (Foto: Infobae)

En un país como Cuba, donde la homofobia y el prejuicio predominan, un transexual ha superado todas las barreras y logró ser electo como delegado las Asambleas Municipales del Poder Popular.

Se trata de Adela quien se hizo conocida como «Lucero, la sirena del merengue», un transformista cuyo nombre oficial es José Agustín Hernández y vive en Caibarién, pueblo del centro de la isla.

Considera su elección como la «mayor victoria» contra todos los «repudios» que dice haber sufrido en sus 48 años revela Infobae sólo por ser de la comunidad LGTB.

En la segunda vuelta de los comicios locales Hernández ganó por 100 puntos de ventaja el puesto de delegado a las Asambleas Municipales del Poder Popular, un caso «inédito» para un transexual de la isla según algunos activistas cubanos.

«Mis dos oponentes eran funcionarios de esa Asamblea, y yo soy de la calle, un homosexual abierto que siente como mujer desde que nació y que se inyecta hormonas femeninas desde hace tres años», dijo a Efe Hernández, quien trabaja como técnico de electrocardiogramas en un hospital.

¿Cuba supera prejuicios?

Travestido con tacones, blusa, argollas y maquillaje, el atuendo de mujer que habitualmente usa, explicó que su victoria en las elecciones lo llena de «orgullo» y le demuestra que en Cuba ahora «hay más aceptación».

«Es un reto más para doblegar el dolor que llevo por dentro y que empezó con el rechazo de mi familia. Yo siempre me he impuesto a la sociedad: no querían que me vistiera de mujer, me cargaba la policía, pero yo seguía haciéndolo, y me he hecho respetarcomo soy», explicó.

Como en su guardarropa solo hay prendas de mujer, para la foto de candidato a la Asamblea Municipal tuvo que pedir prestada ropa masculina, según dice, «por un problema de respeto, no porque le hayan obligado».

Esta semana, en su primera reunión como delegado para informarse del presupuesto municipal, asistió vestido de hombre «para defraudarlos a todos, porque esperaban verme de mujer», comentó entre bromas.

El sobrenombre Adela lo adquirió de niño, porque era el único homosexual abierto de su comunidad, ubicada en una central azucarera homónima.

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