Pokémon Go

Pokémon GO es probablemente el juego más descargado y usado de la nube en todo el mundo pero usarlo al extremo puede traer problemas. Para empezar, el juego requiere de consultar la aplicación constantemente por lo que unido a la obligación de tener la pantalla encendida y utilizar el sistema de geolocalización se produce un excesivo consumo de batería.

No hay que olvidar que desde el momento en el que se empieza a jugar se está consumiendo la tarifa contratada en datos. El usuario, además, tiene activada la geolocalización, la cámara y la pantalla continuamente encendida.

Microtransacciones: Aunque la aplicación es gratuita, la «app» contiene pagos en dinero real en su interior para obtener los artículos y objetos necesarios para progresar y «atrapar» los bichos virtuales. Por ejemplo, para obtener cien monedas virtuales, necesarias para canjearse por esos elementos (PokéBalls, Incubadora o Huevos), hay que desembolsar un pago de 99 céntimos.

Posible adicción: Por las características del juego existe un riesgo de sufrir adicción al estar en permanente vigilancia para localizar las criaturas virtuales en nuestro entorno real. Ello puede provocar desatención de la situación en la que una persona se encuentra, chocar contra el mobiliario urbano o situaciones más peligrosas como saltarse un semáforo. El hecho de estar permanentemente pendiente de la pantalla al mismo tiempo que se camina y explora la ciudad puede llevar a olvidarse de coches o semáforos, lo que puede derivar en accidentes.

Datos personales: Aunque la compañía desarrolladora ha actualizado los términos de uso, el juego requiere del empleo de una cuenta de Google. En materia de privacidad, la «app» necesita activar la función GPS para funcionar. Los expertos en seguridad informática creen que los datos recogidos en este proceso estarán disponible para los desarrolladores de la app así como los pantallazos generados durante el desarrollo del propio juego, que darán una idea de la localización de una persona.

Acceso a lugares privados: Dado que algunos de los lugares donde se pueden encontrar los «pokémons» se tratan de sitios privados se pueden producir aglomeraciones de personas y atraer a usuarios que tienen otras metas que el mero entretenimiento.

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