Desde hace un tiempo a esta parte, mucha gente se pone a hablar de lo hermoso que es el departamento de Amazonas, por su gente, sus maravillas naturales y culturales, y su espectacular clima. Es que en realidad hay motivos diversos para ello, aunque sería bueno conocerlo y disfrutarlo.

 

 

Desde hace un tiempo a esta parte, mucha gente se pone a hablar de lo hermoso que es el departamento de Amazonas, por su gente, sus maravillas naturales y culturales, y su espectacular clima. Es que en realidad hay motivos diversos para ello, aunque sería bueno conocerlo y disfrutarlo.

 

 

Herzon Pinedo
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Amazonas se encuentra en el nororiente peruano, y desde Lima sólo se llega en bus luego de un viaje de más de 20 horas pasando por Chiclayo. Si bien Chachapoyas cuenta con aeropuerto, éste no es utilizado ni para vuelos cívicos por razones climátológicas y luego de la tragedia de Tans en el año 2003.

Gran parte del territorio amazonense ocupa un área geográfica en ceja de selva muy escarpado, con elevadas cadenas de montañas, precipicios y cerrados valles que durante gran época del año presentan una nubosidad muy densa, y seguramente por esta razón, los Sachapuyos fueron indomables. ¿Acaso Kuélap no está en lo alto de una montaña y hay que tener mucha suerte para llegar cuando el cielo está despejado?.

La otra parte de su territorio, pegada a Ecuador, es netamente selva como Bagua, Utcubamba o Condorcanqui, donde se ubican las comunidades nativas que han tomado protagonismo en los últimos meses por las violentas protestas que conocemos. No hay que confundir o mezclar estas dos realidades: el Amazonas en ceja de selva y el Amazonas netamente selva.

Para conocer Amazonas, subir al torreón de Kuélap, admirar la profundidad del cañón del Sonche, pasear por las angostas calles de Chachapoyas, impresionarse con las cataratas de Gogta o con las momias de Leymebamba, se debe tener espíritu aventurero, disposición de tiempo y un poco de dinero.

Cierta vez, el ex presidente Valentín Paniagua me dijo que Chachapoyas, para él era el Cusco del nororiente, por su rostro andino, sus casonas y tejados a doble agua, y que debería convertirse en un gran polo de desarrollo turístico. De la misma opinión es la ministra Mercedes Aráoz quien incluso afirmó que le gustaría tener una casa en Chachapoyas por ser pueblo tranquilo y tener la magia milenaria de Kuélap.

Chachapoyas es una pequeña ciudad, llena de oficinas, colegios, instituciones del Estado, fundada en una pequeña meseta y rodeada por una montaña, dicen que con la única intención de la conquista de la Amazonía durante la colonia, por ello seguro, su gente (de descendencia española en su mayoría) siempre marca la diferencia con "los pueblos", esa es la impresión mía, pero siempre en Chachapoyas se escucha la frase "son del pueblo" para hablar de la gente de los alrededores.

Sin embargo, en estos tiempos, la gente que llega de los distritos, anexos y caseríos le han dado el movimiento comercial que no tenía, ahora también se ven asentamientos humanos como se dicen, pero que en realidad es la ciudad que crece, ahora pujante.

Felizmente ahora Chachapoyas ya cuenta con carretera asfaltada, con universidad y múltiples servicios que antes no tenía por la inoperancia de sus autoridades y por la pasividad de la población.  Sí, esa es la verdad aunque duela, a los chachapoyanos nunca se les ha visto protestar para exigir un derecho o una obra de desarrollo. Cómo no recordar la eterna espera de la hidroeléctrica de Càclij, la pavimentación de la carretera, la universidad, etc… Es que los chachapoyas son pasivos, es que ellos no son los nativos de la selva de Bagua, ellos son otros, son "chachas", creen que lo tienme todo, porque en realidad no hay mayores apremios sociales.

Pero para conocer esta tierra que está despertando y dándose conocer al mundo, tenemos que armarnos de un espíritu aventuro y lanzarnos con la mochila al hombro, porque ahí están Kuélap, Gogta, Leymebamba, Luya, Huancas, Cheto, Molinopampa, Levanto, La Jalca, cada pueblo con su encanto propio y sus comidas deliciosas como el purtomute, los tamalitos verdes, el cuy con papas, el café colado y los panes incomparables.

Al escribir estas líneas puedo recordar las alturas de mi pueblo, a hora y media de Chachapoyas, las ruinas arqueológicas en medio de las chacras o en medio de los bosques. Cómo no añorar las dulces guayabas negras, las moras de zarza, los tomates amarillos, los pepinos rojos, el maushán, que son frutillas silvestres que sólo en esa parte del mundo se las encuentra.

Pero sigamos con la maravilla de conocer Chachapoyas para lo cual será obligado pasar por el puente Corral Quemado, Bagua, Quebrada Honda y Pedro Ruiz y así hacer la caminata de tres horas a Gogta, visitar Kuélap, el museo de Leymebamba, el mirador de Sonche, Karajía, etc. Sólo estas pocas maravillas tomarán tres a cuatro días, pero no debe importar, porque será realmente impresionante, por tantas cosas que son difíciles de escribir, más para un amazonense… nos vemos en la Plaza de Chachapoyas. 

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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