Acostumbrado a narrar el drama de los demás, es difícil informar – directo en directo – sobre esa, que me está haciendo mierda. Créanme, no es chamba fácil.   Debería conocerme la historia que parece repetirse una y otra vez. Odio, amor. Amor y odio. Mas amor y mucho mas odio. Descanso; y vuelve, una y otra vez. Aquí hay algo que marcha mal, o mejor dicho, me arrastra bien.

Acostumbrado a narrar el drama de los demás, es difícil informar – directo en directo – sobre esa, que me está haciendo mierda. Créanme, no es chamba fácil.   Debería conocerme la historia que parece repetirse una y otra vez. Odio, amor. Amor y odio. Mas amor y mucho mas odio. Descanso; y vuelve, una y otra vez. Aquí hay algo que marcha mal, o mejor dicho, me arrastra bien.

La última ilusión que tuve acaba de estirar la pata hace algunas horas. Hace poquito nomás, debe ser por eso que llevo algo así como una gargantilla ajustándome el cogote. Respiro hondo y me desespero. Sufro por dentro, muerdo mis labios  y me aguanto. Un tío en la combi me mira y parece preguntarme: cada cuánto tiempo son las contracciones? No carajo, es panza chelera. No estoy embarazado.


Supongo que me hace falta una dosis gigantesca de Desahuevina. Que debería buscarme otra hembrita más rica. Más chibola. Más ardiente. Los malpensados me han dicho que hombre maduro, chivo seguro. Que por lo vivido, me iría mejor si fuese peluquero. En fin.  Cómo demonios puedo pasar por alto haber estado – hasta hace un rato – saltando en un pie enamorado y feliz; pensando (iluso yo) que todo iría bien.

 

Cómo olvidar que con unas cojudas palabras empecé a creerle. Cómo olvidar que mi promocionado plan zanahoria se fue al tacho por su culpa. Cómo olvidar A Lucero Y Mateo. Que soñé con ella tantas veces. Que iba derechito al altar. Cómo olvidar que – como chibolo a su mamá – necesito abrazarla fuerte. Cómo mierda hago para evitar esta caída libre hacía la nada…


Llámenme dramático si quieren pero, estar como estoy, es casi casi como si por equivocación San Pedro te mandara hacerle la taba a Lucifer. Como si tienes el boleto con lo números ganadores, pero -Oh, que pena- jugó la semana pasada. Es sentir la ansiedad de no saber cuando acabará. Es una tirana tarjeta roja cuando este jugador, recién empezaba a calentar.


Me matan las ganas por entrar en detalles, pero prefiero no hacerlo para no recibir mails – de modositos personajes – que pitean por mi desacertada fijación en hablar demás.  Gracias a esta "mala suerte" que me persigue, haré una promesa pública (al menos de duración de tres años) de no volver a ilusionarme tan pronto:


– Jamás intentaré volver con una ex.

– No escogeré a nadie que parezca malcriada del Trome.

– De ahora en adelante juro descartar a las que han chapado con mis amigos.

– No estaré con nadie que muestre mucho entreabierto.

– No perdonaré una infidelidad.

– Nunca más con nadie del trabajo.

– No atracaré con alguien que chape en la primera cita.

– Nadie más entrará en mi vida, si tiene cara de "arde papi".

– Las que se computan estrellas de la TV , están descartadas.

– Las relajadas que no les interesa la tele, también.

– Nunca más, con quien tenga tiempo solo para ella. Leíste: NUNCA MAS.


Si lo olvido amigo lector, amiga chismosa: háganmelo recordar, pues quiero cumplirlo al pie de la letra. Lo juro frente a todos, con la mano derecha en alto. Palabra de Boy Scout.

 

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.