LG

La empresa LG decidió poner a prueba la alta calidad de sus televisores desde el interior de un ascensor o elevador.

La empresa montó una serie de pantallas en el piso de un elevador, que al activarse reproducía una animación en la que las supuestas baldosas del aparato se desprendían, lo que espantaba a los pasajeros, que por un instante sintieron que estaban por caer al vacío.

Ante la reacción azorada de las personas sorprendidas por el asunto -algunos se ríen, otros prefieren huir por el susto-, ya se instaló una polémica sobre la estrategia publicitaria y los riesgos de someter a la gente a semejante nivel de estrés repentino.

Tampoco faltan quienes sospechan de la veracidad de las reacciones de los pasajeros, ya que el material disponible es la edición final de la publicidad, en la que los ángulos de las cámaras ocultas en el elevador siempre son los adecuados y se resalta la definición lifelike (como la vida misma) de sus pantallas.

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