Un anciano de 70 años llegó al Hospital de Canberra, en Australia, puestenía en un tenedor incrustado en el tracto urinario inferior.
El hombre intentaba satisfacerse a sí mismo con el cubierto pero el objeto se atascó ocasionándole un intenso dolor.
Luego de 12 horas, el anciano llegó al nosocomio quejándose de un sangrado genital. Los médicos le colocaron anestesia general y con abundante lubricación lograron extraer el tenedor.
El procedimiento fue un éxito y el abuelo fue enviado a casa sin ningún daño a largo plazo.