La televisión peruana ha sido en los últimos años testigo de escándalos por «infidelidades» que trascendieron fronteras. Ampays con golpes de por medio, jalones de cabello, lágrimas y pleitos en plena calle, fueron resultado del engaño.
Quizá el caso más sonado data del 2010, un párroco fue ampayado en pleno acto sexual con una empleada de la parroquia que dirigía. Fue el esposo de la mujer quien grabó los hechos tras las sospechas que tenía.
En Cajamarca, los ronderos castigan con latigazos las infidelidades y registran todo para que nunca más vuelva a repetirse.
Al sur de nuestro país, en Puno, un grupo de pobladores encontraron a un sujeto con su amante caminando de la mano y no dudaron en golpearlos, pese a que la mujer tenía en brazos a un niño.
Este año, un coronel de la Policía Nacional del Perú (PNP) fue descubierto por su esposa e hija al interior de su auto junto a su amante. Las mujeres se abalanzaron al vehículo pero el coronel pidió apoyo policial y pudo huir de la escena.
La última de las infidelidades registradas fue ocurrió en Puno, cuando una mujer encontró a su esposo con otra en su propia cama.
No solo en nuestro país se han visto casos como estos. En Kenya una pareja de amantes se quedaron atrapados en pleno acto sexual y este se convirtió en el peor de los escándalos por infidelidad que se hayan registrado en el mundo.