Con lágrimas en los ojos Roger Federer a festejado su triunfo en el Abierto de Australia 2017 tras derrotar a otro grande, Rafael Nadal. Pese a sus 35 años este grande del tenis demuestra que tiene mucho por delante.

Se trata de un triunfo épico pero además emocionante Y es que Federer lloró como un principiante en su hora más grande una vez que la computadora marcó «IN» para su última derecha cruzada.

Federer esperó el designio, alzó los brazos y la emoción ganó la escena: fue 6-4; 3-6; 6-1; 3-6 y 6-3 en tres horas y 37 minutos en Melbourne Park para la conquista de su 18° título de Grand Slam, cifra con la que igualó a Chris Evert y a Martina Navratilova.

Los ex N°1 se reencontraron en una final de Grand Slam casi seis años después. Los aficionados al tenis, huérfanos del mejor duelo de la historia de este deporte, recibieron entonces el mejor regalo posible en Melbourne Park.

Acorde a la caballerosidad que los caracteriza, una vez terminado el partido Nadal tomó el micrófono y lanzó: «Después de seis meses afuera pudiste volver, te felicito por el esfuerzo que has hecho en tu regreso», le dijo a Federer y agregó: «Ha sido una fantástica semana también para mí pero hoy Roger ha sido mejor que yo. Por mi parte siento que estoy de regreso en una gran condición y seguiré batallando el resto de la temporada».

Hace un par de meses, cuando ambos jugadores no competían en la ATP para recuperarse de sus problemas físicos, este duelo en Melbourne era inimaginable. La última vez que jugaron por un título grande fue en Roland Garros 2011, con triunfo de Nadal en cuatro sets.

Federer sumó así su quinto título en el primer grande del año (2004, 2006, 2007, 2010 y 2017), no jugó en la segunda mitad de 2016 por una lesión en la rodilla, mientras que Nadal, ganador en 2009, dedicó los últimos meses de la temporada a curar la lesión en la muñeca que le obligó a retirarse en Roland Garros.

Con la victoria, Federer se convierte en el primer jugador en ganar cinco títulos de tres diferentes Grand Slams y, a los 35 años, en el vencedor de más edad de uno de los grandes torneos desde que Ken Rosewall se quedó con el Abierto de Australia en 1972 a los 37 años.

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