Víctor Polay fue el cabecilla del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), una organización terrorista que sembró el caos y la violencia en el Perú durante las décadas de 1980 y 1990. Actualmente, cumple una condena de cadena perpetua por los delitos de traición a la patria, terrorismo y homicidio calificado.
Sin embargo, Polay no se resigna a su situación y ha presentado una demanda contra el Estado peruano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), alegando que la Fiscalía no investigó actos de tortura y vulneración de sus derechos en los penales donde estuvo recluido.
Es importante precisar que la CIDH ha sido clave en el respeto a los derechos humanos de peruanos durante la actuación irregular de gobernantes como Alberto Fujimori, así como contra organizaciones terroristas.
¿Tiene razón Polay? ¿Es víctima de una injusticia? ¿O se trata de un intento más de manipular a la opinión pública y buscar beneficios penitenciarios? Aquí te damos cinco razones para rechazar la demanda del emerretista y recordar quién es realmente este personaje, como parte de un video elaborado por nuestro director Antonio Manco.
- Se fugó de un penal por un túnel y fue recapturado
El 9 de julio de 1990, con ayuda económica y política, Polay escapó por un túnel del Penal Miguel Castro Castro con 47 emerretistas. Esta fuga fue considerada como una humillación para el gobierno de Alan García y una muestra de la audacia y el poder del MRTA. Sin embargo, la libertad de Polay duró poco. El 9 de junio de 1992, fue recapturado por el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) en una casa de Surquillo, junto con otros tres terroristas. En su poder se encontraron armas, explosivos y documentos del MRTA.
- Durante su recaptura dijo “No me arrepiento de nada” y además lanzó una amenaza.
Cuando fue presentado ante la prensa, el terrorista dijo que no estaba arrepentido de los crímenes que había cometido, pero añadió que ni la cadena perpetua apagaría su lucha. Además, lanzó una amenaza al entonces presidente Alberto Fujimori: “No se crea que ha acabado con el MRTA”. Estas declaraciones demostraron que Polay no tenía ningún remordimiento ni respeto por las leyes y las instituciones democráticas. Por el contrario, mostró su fanatismo ideológico y su desprecio por la vida humana.
- Fue internado en un penal de máxima seguridad pues podía fugar de nuevo.
Polay fue recluido en el Penal de máxima seguridad de Yanamayo en Puno, donde debía cumplir su condena bajo un régimen especial de aislamiento. Esta medida era lógica y necesaria, considerando el riesgo de fuga y la peligrosidad del reo. Sin embargo, Polay se quejó de que este régimen violaba sus derechos humanos y afectaba su salud física y mental. Incluso llegó a realizar varias huelgas de hambre para exigir mejores condiciones carcelarias. Hoy en día, este régimen cerrado es legal para los reos de alta peligrosidad, según lo establece el Decreto Legislativo N° 1300, promulgado en 2017.
- Polay reapareció en 2003 y pidió perdón pero justificó su lucha armada.
En junio del 2003, Polay reapareció ante la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), que investigaba los hechos ocurridos durante el conflicto armado interno. En su testimonio, el terrorista pidió perdón a sus víctimas, pero incluyó en la misma bolsa a los terroristas caídos. Además, insistió en justificar los actos terroristas del MRTA como una respuesta a la “exclusión social” y al “autoritarismo” del Estado. Asimismo, negó haber participado directamente en atentados o secuestros, pese a las evidencias en su contra.
- Polay ya presentó una queja ante el consejo de DDHH de la ONU y la CIDH y esta fue rechazada en 2010
No es la primera vez que Polay se queja ante organismos internacionales. Ya lo hizo en 2010 ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y la CIDH, en ambos casos rechazaron sus demandas. En el caso de la ONU, el Comité de Derechos Humanos consideró que no había pruebas suficientes para sustentar las acusaciones de tortura y maltrato. En el caso de la CIDH, el organismo declaró inadmisible la petición de Polay por no haber agotado los recursos internos.
Estas son solo algunas de las razones para rechazar la demanda de Polay y recordar su verdadero rostro. Un rostro que no merece ninguna consideración ni compasión, sino el repudio y el olvido de todos los peruanos.