“En esta Gran Misión de Lima vamos a dar la razón de la esperanza de que Dios nos ha creado a imagen y semejanza; y, su Hijo Jesucristo nos ha invitado a ser humanos y divinos y a una vida eterna”.
El Cardenal Cipriani añadió que esa llamada de la esperanza a ser santos, es a ser felices, buenos, generosos, honestos y trabajadores; y especialmente, nos llama a ser humanos. Porque si no somos humanos, no podremos ser divinos.
“El camino a Dios pasa por el que cada uno de nosotros pueda decir con sinceridad que somos humanos; es decir, cumplimos esos deberes de una dignidad, de un respeto, de un cuidado de nuestro cuerpo y de una alegría; así como de un trato manso, respetuoso y de buena conciencia”, expresó.
El Pastor de Lima manifestó que si queremos ser parte de la Gran Misión debemos conocer y practicar los diez mandamientos. La razón de nuestra esperanza es una ley viva que es la persona de Cristo, y en Él encontraremos hecho realidad todos los mandamientos.
“Si quieres examinarte y ayudar a otros, debes aprender bien los diez mandamientos, que se pueden estudiar en el Catecismo. Medítalos y cúmplelos como dice el Señor: “Si me amas, por amor”, añadió.
Afirmó también qué solos no podemos hacer nada, “de que nos sirve repetir y explicar si el Espíritu Santo no nos mueve”. En el fondo de nuestro corazón y de nuestra conciencia acostumbrémonos a dialogar con el Espíritu de la Verdad.
Al concluir, el Cardenal Cipriani pidió a la Virgen de la Evangelización que esta Gran Misión de Lima empiece dando razón de nuestra esperanza, llevando la alegría, la ilusión y el entusiasmo de la fe a mucha gente; y para tener nosotros esa alegría, vivir bien los mandamientos y vivir por amor cada una de esa batallas que todos tenemos cada día.
Concelebró con el Cardenal Cipriani; el Obispo Auxiliar de Lima, Monseñor Adriano Tomasi Travaglia.