Según el diario Corre, el primer vicepresidente y legislador Luis Giampietri detalló que en ese entonces hubo una notoria "flexibilización" en prisiones de máxima seguridad, en especial en la Base Naval, donde se encuentra Abimael Guzmán.
"Ellos (los subversivos) se comunicaban por un locutorio, pero se les quitó esa medida de control. Luego se les puso radio, televisión y se les aumentó las horas de paseo al aire libre, y encima se liberalizó la entrada de visitas", comentó.
El dirigente aprista Mauricio Mulder, por su parte, recordó que por acción del gobierno de Alberto Fujimori, algunos senderistas vinieron a Lima desde cárceles de máxima seguridad como Yanamayo, que "fue cerrada por los caviares".
"A los terroristas los traían desde penales seguros a Lima, Huacho e Ica, y permitieron que tengan reuniones entre ellos. Apenas llegó el gobierno de transición, 17 miembros de la cúpula senderista pudieron reunirse", recordó Mulder.
Por ello, tanto Giampietri como Mulder coincidieron en la posibilidad de revisar el actual régimen carcelario para los subversivos. "Hay que plantear un régimen nuevo y reestudiar si se pueden poner más restricciones para impedir que sigan atentando contra la sociedad", concluyó Mulder.
NO ES CULPA DE LA MARINA. Pero Luis Giampietri señaló que las normas de gobierno ataron de manos a la Marina y al Centro de Reclusión de la Base Naval (Cerec), e incluso en otros penales se permitía que los presos por terrorismo reciban visitas de familiares que no eran sometidas a control. "Hubo un intento de echarle la culpa a la Marina de estas cosas y Fernando Olivera y (Javier) Ciurlizza -miembro de la Comisión de la Verdad- participaron en eso. Esas liberalizaciones han llevado a que se relaje todo esto", dijo Giampietri.