Según el diario ‘La República’, dicha operación fue bautizada como el “Plan Tumi” y sus principales objetivos serían “marinos, políticos y empresarios”.
El documento señala que el plan chileno barajaba la posibilidad de instalar equipos de interceptación de comunicaciones en una casa de seguridad o en el propio local de la sede diplomática del país sureño en Lima.
Sin embargo, la operación contempló después que dicho aparatos debían ser ubicados en el Callao porque dicha zona presentaba blancos estratégicos como el muelle, las oficinas de las principales empresas exportadoras y la Base Naval.
En ese aspecto, el “Plan Tumi” tenía las pretensiones de intervenir las transmisiones realizadas por el Centro de Comunicaciones de la Marina.
El director de Business Track, el capitán de Navío (r) Elías Ponce Feijóo, informó al contralmirante AP Luis Chumbiauca Muñante, en ese entonces director de Inteligencia de la Marina (DINTEMAR), sobre estos hechos.
No obstante, sus denuncias no fueron tomadas en cuenta debido a que BTR era conocido en el medio del espionaje como “agentes de inteligencia paralela”.
El “Plan Tumi”, según fuentes cercanas a BTR, fue elaborado por “Oficina Perú”, departamento de la DIRINTA que enfoca acciones en nuestro país. En los documentos no se precisa si las autoridades de inteligencia del gobierno de Alejandro Toledo estaban al tanto de esto.