En rueda de prensa aseguró que se despejaron las dudas tras la cuartada del presunto criminal, quien presentó supuestas pruebas en su defensa. Detalló que -por ejemplo- Navarro aseguró que estuvo en Cañete cuando se produjo el crimen y presentó unas fotografías tomadas con su celular a finales de agosto.
Sin embargo, la policía comprobó que las imágenes fueron captadas días atrás y no en la fecha que el imputado señalaba. Asimismo la policía confirmó que un testigo -presumiblemente una mujer- ha declarado a las autoridades que vio a Navarro con las manos y el polo manchados de sangre el día del crimen.
Además, las pesquisas determinaron que el cáliz era uno de los objetos religiosos más preciados por Ruiz Morales, por lo que lo guardaba en una de sus cajas fuertes, ubicada en su habitación del segundo piso del convento San Francisco, en el Centro de Lima.
«Se hallaron las huellas dactilares de este señor en el caliz, esa es prueba irrefutable..Al parecer quisieron llevarse este bien porque pensaban que tenía algún valor», dijo.
Finalmente el alto mando policía sostuvo que Navarro no actuó sólo, sino con un cómplice en proceso de identificación.
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