A mitad del año pasado, este mensajero mantuvo una conversación telefónica con una persona que era monitoreada por la CIA, según informaron oficiales de los Estados Unidos, que no quisieron revelar sus identidades.
El mensajero fue así hallado en algún lugar del escondite de Bin Laden cuando sostuvo la discusión telefónica, lo que resultó suficiente para ayudar a los oficiales de inteligencia a localizar a Osama.
El antecedente directo de este hallazgo tuvo lugar en una prisión secreta de Europa del Este, varios años atrás, cuando el líder número 3 de Al Qaeda, Khalid Sheik Mohamedd, confesó a las autoridades apodos de varios de los mensajeros de Bin Laden.
Si lograban encontrar a esos mensajeros, encontrarían a Bin Laden. Y sucedió así, pues transcurrieron años de trabajo de inteligencia antes de identificar el nombre verdadero de su mensajero más cercano.
Además, una vez develado el nombre tampoco fue tarea fácil llegar al terrorista, dado que Bin Laden era obsesivo e insistía hasta el cansancio que no quería cerca de él ningún teléfono ni computadora.