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En un programa de radio “El Zol” (99.1) que se transmite a toda la comunidad hispana de Washington DC, Virginia y Maryland (costa este de Estados Unidos), una oyente corrigió al conductor apodado “JR”  porque reiteradamente en su espacio humorístico hacia la pregunta tema del día ¿Qué “perdistes” por ser infiel? Y le indicó que la forma correcta es preguntar qué perdiste y no “perdistes”. El locutor como era de esperarse, tomó a la broma el asunto y pasó rápido a otro radioescucha.

 

En un programa de radio “El Zol” (99.1) que se transmite a toda la comunidad hispana de Washington DC, Virginia y Maryland (costa este de Estados Unidos), una oyente corrigió al conductor apodado “JR”  porque reiteradamente en su espacio humorístico hacia la pregunta tema del día ¿Qué “perdistes” por ser infiel? Y le indicó que la forma correcta es preguntar qué perdiste y no “perdistes”. El locutor como era de esperarse, tomó a la broma el asunto y pasó rápido a otro radioescucha.

 

Esta situación ocurrida el 3 de marzo es un reflejo de la falta de cuidado con el idioma español en un país en el que cada vez más esta lengua viene ganando terreno en establecimientos comerciales, hospitales y oficinas gubernamentales, pese a la oposición de algunos gobernadores que buscan restringir su uso, por lo que no se incide  en una real capacitación  y como consecuencia,  en muchos avisos comerciales y hasta oficiales se puede observar “horrores”  ortográficos.

Sin embargo, es responsabilidad de los medios de comunicación que transmiten en español para la comunidad hispana en Estados Unidos (casi 50 millones de habitantes) efectuar un uso correcto del idioma, más aún en programas en vivo que son escuchados por miles de hispano hablantes, lo que debería obligarlos a capacitar permanentemente a sus trabajadores y contribuir al buen uso de la lengua.

En una sociedad multirracial donde confluyen ciudadanos de diversos países con distintos dialectos y modismos, es de esperarse un uso inadecuado del idioma.  Así al popular “orale”, “andale” o “híjole”, de los mexicanos  se juntan muchas otras  jergas de Guatemala, Honduras, Colombia, Perú, etc., al que se suma el  el “spanglish”, fenómeno producido por la mezcla de palabras del inglés y español en el quehacer diario,  que pone en peligro la existencia del castellano por el uso cada vez más común de ese fenómeno.

Estamos pues ante una realidad que muestra la evolución del idioma español en  una sociedad donde recibe muchas influencias por distintos lados y al mismo tiempo se retroalimenta de nuevas palabras que en algunos casos enriquecen el idioma y son luego incorporadas a la Real Academia Española, pero que en otros no ayuda a la formación de la lengua y empobrece su léxico.

Escríbele al columnista
jhidal30@yahoo.com

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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