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El cardenal Juan Luis Cipriani aclaró que “la castidad es un don, un regalo y no una represión o un comentario sarcástico”, tras comentar el caso del Padre Alberto Cutié, quien fue sorprendido besando a una mujer en una playa de Miami. Sin embargo, la máxima autoridad de la Iglesia Peruana, opinó que se hizo "un show mediático" con este "pobre padre Alberto".

 

El cardenal Juan Luis Cipriani aclaró que “la castidad es un don, un regalo y no una represión o un comentario sarcástico”, tras comentar el caso del Padre Alberto Cutié, quien fue sorprendido besando a una mujer en una playa de Miami. Sin embargo, la máxima autoridad de la Iglesia Peruana, opinó que se hizo "un show mediático" con este "pobre padre Alberto".

 

Afirmó que este hombre y sacerdote -como todos- libremente hizo el compromiso para vivir toda su vida en el celibato; es decir, su entrega a Dios. Ha fallado a un compromiso solemne con Dios.
 
“Olvidar que en la vida uno tiene palabra no es una cosa buena, y si la palabra es con Dios de manera solemne y libre, no es una cosa buena”, dijo. Asimismo, señaló que la castidad es esa madurez que tiene el hombre en su parte espiritual y corporal.
 
“La castidad logra una armonía y complementariedad de cuerpo y alma; de tal manera, que ya no es el sacerdote un hombre cualquiera, sino que es un hombre que recibe un tesoro, un don o un regalo de Dios que lo capacita para vivir esa entrega total, ese amor o ese enamorarse con todas las consecuencias de esa integración de cuerpo y alma a Dios”.
 
Por tanto, “la castidad es un don, un regalo y no es una represión como dicen algunos, ni mucho menos una burla o un comentario sarcástico. ¡No, la castidad es un regalo de Dios!, y tenemos que preguntarnos: ¿Cómo recibes los regalos de Dios? ¿Cómo los cuidas?”, expresó el Arzobispo de Lima.
 
“El sacerdote que libremente se comprometió con Dios, el Señor le dice: “si el amor a una mujer es maravilloso, te prometo el amor a Mí, a Dios, que soy autor del amor, de la mujer, del hombre y del matrimonio”. Por eso, “el sacerdote debe luchar y esforzarse para saber vivir las amistades, para saber ver con los ojos limpios y para no frecuentar”.
 
Refiriéndose concretamente al Padre Alberto Cutié, el Cardenal Cipriani dijo: “en el terreno personal todo el perdón, pero en el terreno público en que se ha colocado esta situación, hay que aclarar para enseñar a nuestros fieles que es lo que Dios quiere”.
 
Antes los comentarios de algunos que dicen que este problema se soluciona con el casamiento de los sacerdotes, el Pastor de Lima mencionó que la fidelidad al amor que se le pide a un sacerdote es la misma que debe vivir un hombre y una mujer casados.
 
Señaló también que la Iglesia debe ser más que nunca una madre, y como buena madre decirle a sus hijos: “el sacerdote fiel, casto y célibe para toda la vida es una maravilla. Ayúdenlo, recen por él y procuren corregirlo cuando es necesario hacerlo”.
 
“Que hay pecados y pecadores, por supuesto; y, hay que acogerlos y ayudarlos, pero lo que no se puede hacer es un show mediático como hemos visto estos días con este pobre padre Alberto, que francamente hecho en falta un poco más de humildad”, concluyó el Arzobispo de Lima.
 

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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