Tampoco hubo un plan estratégico y menos un conocimiento de la cultura aguaruna, así como la participación activa de estos en el Ejército, lo que los convertía en una amenaza.
Deudos de los fallecidos han expresado además su molestia porque el gobierno envió a estos policías como carne de cañón y ninguna autoridad, ni la ministra del Interior, estuvieron para ofrecer sus condolencias.
"Mi hijo todavía no ha cumplido los 20 años, así hubiera cumplido esa edad, ese policía recién estaba naciendo…No tenía ni un año de servicio, él estaba lleno de vida", dijo Raúl Villaverde, padre de uno de nuestros héroes.
También los familiares expresaron frases como: "Porque la ministra no ha dado la cara", "Mi hijo a muerto degollado, le han sacado los ojos", "Si veo al señor Pizango seguro que lo mato".