Un grupo de policías y serenos los detuvo para luego enviarlos a su centro educativo, pero allí la sorpresa fue mayúscula.
Sucede que el director del colegio, Washington Cabrera, se mostró contrario con sancionar a los alumnos.
«Nosotros no podemos pensar en sanciones, sino en dar un tratamiento especial a los alumnos que tienen un comportamiento inadecuado en el centro educativo», dijo.
Ya en el colegio, los alumnos todavía afectados por el alcohol, pidieron que sus padres no sean convocados, sin embargo, al final estos últimos pasaron la verguenza de su vida.
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