Sai Baba había sido hospitalizado el pasado marzo y en la última semana su estado había empeorado de manera irreversible.
El santón contaba con millones de adeptos en la India y el extranjero, cuyas donaciones le habían permitido levantar un emporio financiero y que le consideraban la encarnación humana de la trinidad del panteón hindú, compuesta por Brahma, Vishnú y Shiva.
Portavoces de la policía confirmaron a Efe que se han desplegado fuertes medidas de seguridad en los alrededores del hospital donde falleció el gurú ante la eventualidad de que sus seguidores protagonicen disturbios tras su muerte.