En octubre del 2009, Álvarez fue liberado de una prisión en Miami, Florida luego de haber purgado cárcel por casi cuatro años bajo los cargos de posesión ilegal de armas y explosivos.
La embajada estadounidense en Lima hizo la consulta previa a través de Rolando Ruiz Rosas Cateriano, funcionario de la Cancillería del Perú.
Ruiz respondió primero que el ingreso de Santiago Álvarez a suelo peruano iba a ser “un poco difícil” e improbable, debido a su extenso prontuario “criminal”. La respuesta negativa oficial del gobierno se confirmó horas después.
Cuando fue intervenido en EE.UU., a Álvarez se le incautó 30 ametralladoras, un lanzacohetes, granadas, dinamita, explosivo C-4 y cable para detonaciones.
La prensa oficial cubana afirma que Santiago Álvarez participó en acciones para derrocar a Fidel Castro desde 1961 y que en el 2000 fue parte del plan para asesinarlo durante una cumbre internacional en Panamá.