Indiana Jones

Indiana JonesAl parecer la recién estrenada película Indiana Jones y el Reino de Cristal revela un claro desconocimiento de sus creadores en torno al Perú. La agencia Andina ha catalogado el contenido del film sobre nuestro país, como "una muestra imperdonables incongruencias y errores geográficos, históricos y culturales", los cuales -según señalan- prometen generar polémica entre los peruanos.

Indiana JonesAl parecer la recién estrenada película Indiana Jones y el Reino de Cristal revela un claro desconocimiento de sus creadores en torno al Perú. La agencia Andina ha catalogado el contenido del film sobre nuestro país, como "una muestra imperdonables incongruencias y errores geográficos, históricos y culturales", los cuales -según señalan- prometen generar polémica entre los peruanos.

De acuerdo a Andina, la representación del Perú en esta película no es la correcta. Al parecer, los realizadores se tomaron varias licencias en relación con los parajes y la historia de nuestro país.

Según el argumento, el arqueólogo Indiana Jones (Harrison Ford) y el joven Mutt Williams (Shia La Beouf) se embarcan en un periplo hacia el Perú de 1957 en busca de Harold Oxley, un colega de Jones que se ha perdido en nuestro país debido a la búsqueda de la calavera de cristal de Akator, clave de una antiquísima civilización perdida en la Amazonía. 

La primera incongruencia es que para llegar al tesoro los protagonistas utilizan como guía las  líneas de Nazca, pero en el film se señala que estas tenían uso agrícola y que datan muchos años antes de la Conquista como guía funeraria. Cosa absurda, dado que las líneas no poseen esa utilidad. Y menos para ubicar la tumba de un hombre muerto en 1546.

Casi en paralelo, hay una escena con Jones y Williams en el aeropuerto de Nasca. No existe tal aeropuerto en la vida real sino solo un aeródromo. La banda sonora, entonces, se convierte en una matizada ranchera mexicana. Jones dice que conoce la lengua local, el quechua, debido a que peleó al lado de Pancho Villa, el héroe de la revolución mexicana, quien obviamente nada tiene que ver con el Perú.

Jones y Williams ubican el emporio de la tumba de Orellana cerca a una de las líneas. Además, los restos del conquistador han sido envueltos en un fardo funerario como los que usaban las culturas Paracas y Nasca.

Asimismo, la selva amazónica es presentada como un lugar enorme e inhóspito, con arenas movedizas, insaciables hormigas voraces y enormes cataratas.

Finalmente, los aventureros encuentran Akator, un reino oculto en medio de la selva, pero con evidentes toques piramidales mayas. De lo ocurrido en esta ciudadela se desprende que un grupo de extraterrestres le enseñó a los habitantes locales los secretos de la civilización, la agricultura y la ciencia. Como se ve, se reedita una vieja teoría que atribuye los logros de la civilización prehispánica a fuerzas sobrenaturales.

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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