Recuerdo que no hace mucho el narcotráfico ganaba terreno en mi país (Perú), la selva estaba copada de plantaciones de hoja de coca y la presencia del Estado era mínima. Nadie incomodaba a los cocaleros, estos vendían casi el 100% de su producción a las mafias que empezaban a producir grandes cantidades de pasta básica de cocaína.

Recuerdo que no hace mucho el narcotráfico ganaba terreno en mi país (Perú), la selva estaba copada de plantaciones de hoja de coca y la presencia del Estado era mínima. Nadie incomodaba a los cocaleros, estos vendían casi el 100% de su producción a las mafias que empezaban a producir grandes cantidades de pasta básica de cocaína.

Cuando sucesivamente los gobiernos de Alberto Fujimori y Alejandro Toledo se dieron cuenta que tenían una bomba de tiempo iniciaron la arremetida, pero ya era muy tarde.

Grandes extensiones de selva virgen fueron depredadas para sembrar la coca, pero no como la planta sagrada que todos aceptamos, sino para transformarla, traficarla y envenenar al Mundo.

Hay que ser realistas, fue en ese momento que los agricultores cocaleros decidieron organizarse. ¿Para que?, pues simplemente para hacerle frente a la policía y a los erradicadores de la hoja, pero no la hoja sagrada sino aquella que va al narcotráfico.

Es allí cuando nacen las Malpartidas y las Obregón (nos referimos a las congresistas Elsa Malpartida y Nancy Obregón, antes líderes cocaleras), que decían defender la coca sagrada, pero en realidad levantaban la voz para no perder un negocio demasiado lucrativo.

Podemos entender que es el negocio de su vida y probablemente lo están perdiendo todo por las erradicaciones. Podemos entender que -en algunos casos- se trata de gente pobre que necesita recursearse, pero no les creemos nada cuando dicen que no le venden al narcotráfico.

Seguro ningún ciudadano, en su sano juicio, aceptará que un agricultor cocalero desquiciado ponga explosivos en sus chacras o tierras de cultivo por evitar la erradicación y hiera o mate a policías que sólo cumplen su trabajo.

{xtypo_quote}Hay que ser realistas, casi toda la producción de hoja de coca va al narcotráfico, aquella que es principal insumo de la cocaína, aquella que daña a nuestros hijos, a nuestros hermanos y a muchos peruanos.{/xtypo_quote}

Afortunadamente por estos días el precio de la coca no está en su mejor momento, quizá porque los productos alternativos tienen más aceptación, quizá porque tardíamente hay más decisión del gobierno.

Nos alegra que las Malpartidas y las Obregón ya no hagan mucha bulla, ni promuevan bloqueos y marchas de cocaleros. Probablemente hayan reflexionado y ya tengan claro que el desarrollo de sus comunidades no está en sus sembríos.

Se por amigos cercanos a la Policía y al Ministerio de Agricultura que las plantaciones de coca están decreciendo en extensión, aunque a paso lento. Entendemos que es un proceso y que no se puede dejar sin sustento económico a los cocaleros pobres.

Es ahora el momento ideal -cuando hay cierta estabilidad económica- para que el gobierno ponga más atención en el desarrollo alternativo y que estos cocaleros pobres limpien sus tierras y coloquen semillas de yuca, papayas o palma aceitera.

Es ahora cuando la Fiscalía y el Ministerio Público deben ser firmes contra los varones de la droga. Aquellos que corrompen a magistrados y policías e incluso autoridades de gobierno.

Aquellos que contratan prestigiosos bufetes de abogados para defenderse, los que amenazan a los periodistas y hasta los asesinan.

Nos solidarizamos con nuestro colega y amigo Américo Zambrano, periodista de la revista Caretas, quien con energía y sin temores investiga a los hermanos Sánchez Paredes, aquellos personajes siniestros que siempre han sido investigados por la Policía y Fiscalía, pero nunca condenados.

Cuando el río sueña es porque piedras trae dice el dicho y ojalá que personajes valientes, como la procuradora antidrogas Sonia Medina Calvo o fiscales incorruptibles como Iván Quispe tengan el camino libre en su labor de lucha contra el narcotráfico. Ataquemos al narcotráfico, desde la etapa de producción hasta encarcelar a los varones de la droga. Hagamos fuerza común contra el narcotráfico.

Antonio Manco

Periodista y redactor del diario Correo

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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