El prófugo ex ministro Rómulo León Alegría llegó al extremo de rogarle al presidente Alan García para que lo reciba en el despacho presidencial a través de una misiva difundida hoy por América Noticias.

El prófugo ex ministro Rómulo León Alegría llegó al extremo de rogarle al presidente Alan García para que lo reciba en el despacho presidencial a través de una misiva difundida hoy por América Noticias.

La carta esta fechada el 5 de mayo del 2008 y se inicia con el texto. "Alan, por favor y a manera de ruego te pido una cita" en Palacio de Gobierno. Aunque la misiva no señala el motivo por el cual León Alegría es ignorado por el Jefe de Estado, todo indica que cometió un grave acto de indisciplina, pero a la vez exige ser escuchado.

"¿No merezco ser escuchado?, ¿no es parte de la fraternidad aprista ser considerado como el compañero?, ¿no merezco el buen trato que se le da a un antiguo y leal colaborador?", se pregunta en la carta el hoy prófugo León Alegría.

Luego este recalca que cinco generaciones apristas "llevan mi sangre, tengo 61 años y 45 de ininterrumpida y leal militancia aprista", para incidir, "no he pedido, ni pido posición personal pero sí reclamo justo trato y fraterna reciprocidad".

Asimismo, irónicamente a su actual situación, se lee el siguiente párrafo. "Trabajo para ganarme la vida y por realización personal, con responsabilidad, honestidad y absoluto perfil bajo. Cuando alguien abusa o mal usa el nombre del presidente lo encaro por su desatino y con respeto evidencio mi malestar, y yo corto la relación y tomo distancia".

 

Finaliza la misiva señalando que es acusado y reprendido por un emisario, por ello sólo pide ser escuchado unos minutos. "No busco aclarar la situación, eso poco puede importar, sí creo que es justo y puede ser útil conversar después de 634 días de gobierno, por eso pido a manera de ruego una entrevista personal", remarca para terminar conla frase  "fraternalmente, Rómulo".

Lea la carta

"Alan:

Por favor y a manera de ruego te pido una entrevista personal.


Todo indica que he sido acusado (chismeado), juzgado y condenado. ¿No merezco ser escuchado? ¿No es parte de la fraternidad aprista ser considerado con el compañero? ¿No merezco el buen trato que se le da a un antiguo y leal colaborador?

Cinco generaciones apristas llevan mi sangre. Tengo 61 años, 45 de ininterrumpida y leal militancia aprista. No he pedido ni pido posición personal, pero sí reclamo justo trato y fraterna reciprocidad.

Durante los difíciles años de la década del 90 soportamos estoicamente las consecuencias de mi filiación política y compromiso de Gobierno. Lo perdí casi todo. No importa, es el precio de ser aprista. ¿Cambió mi carácter, mi percepción de las cosas importantes, mi compromiso con los ideales que nos inspiran y mi lealtad con quien nos lidera? No, en absoluto. ¿Acaso me sumé al coro de los confundidos y renegados? No, en absoluto.

No desperdicié el tiempo. En lo político continué con el trabajo partidario, en dos elecciones internas obtuve las más altas votaciones para ser candidato del Partido. No se me dejó participar. A pesar de las dificultades tomé la decisión de prepararme para ser mejor profesional, mejor aprista. Estudié Derecho, luego una Maestría y luego un Doctorado.

Mejoré el inglés. De veras me costó mucho esfuerzo, pero estoy satisfecho y siento tranquilidad de espíritu por los logros alcanzados. Por eso no pido ni espero nada.

Como no era tomado en cuenta durante la campaña, me reinventé para ser útil a mi Partido y al candidato. Fue así que conduje y con gran esfuerzo financié un programa de radio. Si fue importante o no, si ayudó o no, quién sabe. Pero me siento tranquilo porque hice algo que consideré útil y positivo.

Como no soy tomado en cuenta para colaborar en el Gobierno (no pido cargo ni remuneración), con buena voluntad he escrito decenas de cartas al Presidente de la República, con ideas, sugerencias y aportes que desde mi modesto punto de vista considero que pueden ser útiles o por lo menos inducir a la reflexión. Nunca he merecido siquiera un acuse de recibo. No importa, pero así siento que de alguna manera participo de "mi Gobierno".

Recibo la estimación de la gente. Me comunico fácilmente y soy aceptado por los compañeros de base, por dirigentes políticos de diversas tiendas, por autoridades regionales y locales de distintos partidos. En todos los casos me ven, reciben y actúo como militante aprista. No así algunos de mis propios pares.

Trabajo, para ganarme la vida y por realización personal, con responsabilidad, honestidad y absoluto perfil bajo. Sé que la reconstrucción de la mellada imagen pasa por ser plena y permanentemente consciente de que las cosas deben hacerse con rectitud, buena voluntad y discreción. Así conduzco mi vida cotidiana. Pero tengo que trabajar.

¿Por qué entonces se me maltrata? ¿Por qué se me discrimina?

Cuando crucé el hemiciclo para encarar virilmente a Olivera, él no pronunciaba mi nombre (se puede ver el video), sus acusaciones y calumnias no se referían a mí, estaba atacando a mi Presidente y a mi Gobierno. No lo toleré. Seguro, para la hipocresía de lo políticamente correcto, fue una mala decisión porque me costó muy caro y no me enorgullezco de ello. Pero qué curioso, ahora todos ponderan mi actitud y la reivindican como algo bueno, necesario y positivo.

Cuando alguien abusa o mal usa el nombre del Presidente de la República, lo encaro por su desatino y con respeto evidencio mi malestar. Como se repiten los excesos y desatinos, corto la relación y tomo distancia. Sé que me costará beneficios económicos justamente ganados, no importa. Sin embargo, se distorsionan los hechos y se presentan las cosas con mala intención. Por eso se me acusa y soy reprendido a través de un emisario.

Solo pido ser escuchado unos minutos. No busco aclarar una situación, eso poco puede importar. Sí creo que es justo y puede ser útil conversar, después de 634 días de Gobierno.

Por eso reitero a manera de ruego y pido por favor una entrevista personal.

Fraternalmente,

Rómulo"

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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