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A sus 92 años de edad, don Armando Villanueva del Campo no ha perdido el temple y la energía, al punto de exigir cambios radicales en el Apra.

A sus 92 años de edad, don Armando Villanueva del Campo no ha perdido el temple y la energía, al punto de exigir cambios radicales en el Apra.

Villanueva ofreció ayer una conferencia de prensa donde recordó sus épocas de lucha y donde un político se hacía respetar con el fusil en la mano y las grandes revoluciones eran selladas con sangre en las calles.

“Hay que reestructurar los partidos a la realidad del mundo, los tiempos han cambiado. Si antes los héroes eran aquellos que manejaban las armas de la mejor manera, hoy son los chicos que poseen mayor conocimiento. Mi generación fue la del fúsil, ésta es la de la computadora”, refiere con seguridad el ex presidente de la Cámara de Diputados.
 
El viejo líder recordó los vestigios del PAP. Hace 75 años un grupo de jóvenes se reunió en Ayacucho para formar la denominada Federación Aprista Juvenil (FAJ), la cual él integró a los 15 años. “Tengo tantos títulos, he sido presidente del partido, del Congreso, candidato a Palacio de Gobierno, pero el que más de enorgullese es ser simplemente un aprista”, dice con ahinco, antes de tocer y reir.
 
La pasión que transmite en sus palabras, la forma en que sus ojos brillan cada vez que habla del  cambio y de los jóvenes, sorprende. Generalmente un hombre de edad tan avanzada estaría más preocupado en su salud que en los demás, que en la sociedad. Una sociedad que -según el viejo líder- avanza, progresa, aunque de forma pausada.
 
Él se emociona cada vez que pronuncia el nombre de su viejo amigo. Aún es su escudero, todavía lo recuerda con cariño y el tono nostálgico de su voz lo demuestra. Haya de la Torre siempre estará en su corazón. Si muchos apristas lo aman sin conocerlo, él quién compartió tantos momentos con el fundador tiene más motivos. “La ventaja del APRA fue haber contado con Haya de la Torre”, manifesta.
 
El temblor de sus manos no detiene su palpitar revolucionario. “Hasta el día de hoy soy un revolucionario. Si tuviera 20 años tomaría alguna comisaría”, expresa con coraje y luego sonríe. En otro momento, señala que los viejos del partido deben enseñarle a los más jóvenes, a los que recién se inician en la política y los que no desean hacerlo pueden irse “a la tumba”.
 
En ese aspecto, sostuvo que este proceso debe demostrar buena voluntad, patriotismo político y evitar los ánimos de fastidiar, anular e impedir nuevos acuerdos. “Confío en los nuevos apristas”, comenta.
 
Para finalizar, el líder histórico argumentó que el Perú vive una verdadera revolución sólo que la sociedad no se da cuenta de ello. “Como le dijo el poeta y escritor alemán Goethe a su sobrino, nosotros no nos damos cuenta que somos protagonistas de las batallas que marcan la historia”, culminó. (Con textos de Perú.com)

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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