Varios desubicados juran y rejuran que el verano es la mejor época del año. La verdad, a este aspirante a cronista no le parece  – en lo absoluto – divertida.

Varios desubicados juran y rejuran que el verano es la mejor época del año. La verdad, a este aspirante a cronista no le parece  – en lo absoluto – divertida.

Por eso, a manera de reflexión, he querido enumerar algunos motivos para darnos cuenta que el sol, la playa y los bikinis de estos días no son tan entretenidos, y mucho menos rentables.
 
– El soldado, el gringo, el símbolo máximo del verano, el experto en hacernos sudar como cerdos; no debería de ser motivo de júbilo nacional. Sobretodo si tiene en cuenta que la maltratada capa de ozono está cada vez más débil y claro; usted empapado en sudor no se ve (para nada) más sexy que digamos. En consecuencia, el sol aburre, jode y en algunos casos hasta produce ansiedad. Sino me cree, lo invito a  treparse en un micro y recorrer la avenida Abancay plan del mediodía. 

– El verano hace que escuchemos cada vez más seguido la deprimente frase: que gordo estás. O sea, mamita, que yo no puedo ponerme bividí y tú si puedes hacer el ridículo con ese top a tiras, en el que pareces tamal mal envuelto?. No pues ¡! no mojen que no hay quién planche. O mejor dicho mojen nomás pero cuidado que salpica. A este gordito, chanchito, cerdito, porquito, vaquita o como lo llamen; las tallas XXL no lo asustan. Pero estoy seguro que a ustedes si. Que penita.

– En enero y Febrero la mayoría de mujeres (todas obesas) quieran gastar en gimnasios y en huevaditas que con suerte les reducirá un par de kilos,  pero recién en el invierno. El negocio empieza con los famosos Gyms; sigue con las fajas reductoras que se ofertan por montones en la tele y termina por los artículos lights y cero azúcar que empiezan a venderse con fuerza. Que levante la mano quien bajo considerablemente de peso por esos métodos. Alguien dijo mejor la lipo?
 
– Los asientos reclinables del Silencio, siempre han sido más pequeños que mi inmenso trasero. Por eso, en esta playa – como en muchas otras – no tienes más remedio que depositar  tu voluminoso cuerpo en la arena. Tan calientita y rica arena que, poco a poco, se meterá en la entrepierna, las uñas, las orejas y te hará todo suyo, hasta parecer, para burla del respetable, en un inigualable engendro marino. Que chistoso, no?
Y para seguir con el mar, ni que decir, si de puro curioso volteas a ver la ropa de baño de la chiquilla del costado. PLOP. Tremendo lío que te ganas con tu hembrita, así que ni mires y no conviertas tu apacible día de playa en un martirio. Confórmate con lo que te toca.
 
Debería seguir con la larga lista, pero seguir escribiendo con este inclemente sol me quita la inspiración y le abre paso a la transpiración. Antes de terminar quiero que recuerden que, en verano, aunque te compres ropa bonita y muy fresca siempre sudarás como atleta en la vuelta veinticinco de su práctica. Si eres gordo, no hay forma que nada, por estas fechas te quedé bien. Mejor no salgas. Y si tienes novia, esposa o enamorada mejor déjalas con su miedo al verano, hacerles entender que esta estación dura sólo unos meses será mas fregado que sentarse a escribir un artículo de sandeces como éste.

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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