La muerte de dos jóvenes policías que apoyaban el desalojo del Santuario Histórico Bosque de Pómac (Chiclayo), es el resultado de la excesiva paciencia del Estado para con los informales.

La muerte de dos jóvenes policías que apoyaban el desalojo del Santuario Histórico Bosque de Pómac (Chiclayo), es el resultado de la excesiva paciencia del Estado para con los informales.

Aquellos que movidos por las mafias, grupos de poder y hasta congresistas que dicen defender a los más pobres, se creen inimputables como para tomar una reserva natural y luego disparar a quemarropa contra las fuerzas del orden.

Fue también excesiva la cautela del ministro del Interior Remigio Hernani, quien insiste en la absurda directiva de enviar desarmados a los Policías Antimotines o del Escuadrón Verde que reprimen a los revoltosos que bloquean carreteras o toman locales públicos. (Video del reclamo de los policías compañeros de las víctimas)

 

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Es probable que Hernani mantenga en el cuerpo el susto por la suerte de sus antecesores (Luis Alva Castro o Fernando Rospigliosi sometidos a interpelación y censura por la muerte de revoltosos) y tema que en alguna revuelta algún "inocente campesino" caiga víctima de las balas policiales y luego los organismos de derechos humanos lo acusen de tener las manos manchadas de sangre.

El problema allí radica en la falta de una estrategia y en la negativa sucesiva en el Ministerio del Interior de asesorarse para adquirir armas no letales, aquellas -que por ejemplo- impliquen el uso de perdigones, gases paralizantes u otros dispositivos muy usados en naciones desarrolladas.

Es cierto, se necesita presupuesto, pero si nos vamos a detener en la reflexión del "si conviene o no", seguirán muriendo personas inocentes.

Otro detalle es la incapacidad de los abogados del Estado que no defienden adecuadamente a los centenares de policías que hoy son sometidos a largos procesos judiciales injustos, mientras los que revierten el orden caminan libres, escudados por malos organismos que dicen supuestamente defender los derechos humanos y los que ahora preguntamos, ¿salen mañana a denunciar a los delincuentes que mataron a estos jóvenes policías?. Sólo recordarles que Fernando Hidalgo Ibarra  tenía 22 años y  Carlos Peralta 26 años. (Video: Así sufren los familiares de estos héroes)

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Sólo recordar que los delincuentes que mataron ayer a estos valientes hombres usaban fusiles AKM y los policías se protegían con escudos y portaban bombas lacrimógenas. ¿Algún congresista que dice ser Nacionalista sacará cara por los muertos o se animará a hacerlo por los asesinos?

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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