Dice que lo amaba, pero que no le gustaba su carácter. Ella ama de casa, él un gerente de un banco. A continuación conozca una historia de amor odio que terminó en un violento crimen, una historia cuya principal portagonista es conocida hoy como "la asesina del martillo".

Karla Velezmoro
http://seccionquedan.blogspot.com/

Dice que lo amaba, pero que no le gustaba su carácter. Ella ama de casa, él un gerente de un banco. A continuación conozca una historia de amor odio que terminó en un violento crimen, una historia cuya principal portagonista es conocida hoy como "la asesina del martillo".

Karla Velezmoro
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Mónica Núñez Yacolca tiene 45 años y hoy está tras las rejas por haber asesinado de más de diez martillazos en la cabeza a su ex esposo, Hugo León Altamirano, de 42 años. Pero, ¿qué motivó a Mónica; una mujer reservada, dedicada a su casa y a sus hijos; a darle tan cruel final a quien asegura sigue siendo el amor de su vida?

Mónica, ya detenida, ha detallado pasajes de su vida conyugal que revelan el ciclo de violencia que vivió esta pareja de clase media. No solo eran los insultos como lo señala en su propia manifestación policial, insultos que iban desde "eres una fracasada" hasta "serrana de m…" O las agresiones físicas: cachetadas y lapos que le dejaban moretones y hematomas.

Era también la dependencia que ella consideraba casi humillante. Ante la policía, Mónica narró que ella jamás manejó un sol, que él compraba absolutamente todo para la casa. Incluso, contó que cuando ella le pedía dinero para el tinte de su cabello, él le respondía que si se portaba bien esa semana y hacía caso a todo lo que él le decía, él le compraría el tinte que tanto necesitaba.

Pero lo que habría desbordado a Mónica era conocer que su ex esposo había embarazado a su nueva pareja. Y si bien ella afirma que sobrellevó la sitiuación, una de las hipótesis que baraja la policía es que este hecho haya sido el detonante que la haya llevado a asesinar al padre de sus dos hijos.

Mónica y Hugo tenían un matrimonio de 18 años, hasta que hace casi dos años se separaron. Sin embargo, Hugo frecuentaba la casa como si nunca se hubiera ido y hasta mantenía relaciones sexuales con Mónica.

Hugo, gerente financiera de una entidad bancaria, convivía con una nueva pareja: una compañera de trabajo cinco años menor que él y que hoy tiene cinco meses de embarazo. Es decir, Hugo llevaba una doble vida. Mónica pasó de ser la esposa a ser su amante y esta situación fue la que, al parecer, rebasó sus límites.

La madrugada del 1 de noviembre Mónica mantuvo relaciones sexuales con Hugo en lo que fuera su hogar en Salamanca. Terminada la relación sexual, Mónica y Hugo entablaron una conversación sobre sus hijos adolescentes que pronto se transformó en una discusión. Mónica le leyó un libro sobre crianza, lo cual encendió aún más la pelea. Según la manifestación policial de Mónica, Hugo la culpó de la situación emocional en la que se encontraban sus hijos, ella le reclamó su ausencia en el hogar, entonces él la insultó y la tildó de fracasada e ignorante.

Mónica rompió en llanto y, asegura, fue en ese momento que al echarse boca abajo su mano sintió el mango del martillo que estaba bajo la cama, lo cogió y le propinó el primer golpe y, luego, otro más. Ella recuerda que él trató de huir y cayó arrodillado. Verlo así le dio miedo y a la vez pena. Según sostuvo, no quería que Hugo siguiera sufriendo y le dió otro golpe más. A partir de ahí, dice, no recordar nada. Sin embargo, fueron más de diez martillazos los que destrozaron el cráneo de Hugo y acabaron con su vida.

Pero es la frialdad de Mónica en las siguientes horas, lo que más sorprende. Tras bañarse, esperó el amanecer en una habitación contigua. Apenas aclaró, enrumbó a casa de su madre, donde se habían quedado sus hijos. Como si nada hubiera pasado, Mónica cumplió su rutina de los domingos: se fue a misa, tomó desayuno en familia y comió fuera, en esta ocasión en un chifa.

Fue justo después de comer que Mónica recibe llamadas de la familia de su ex esposo preguntando por su paradero, pero fue una llamada en especial la que la inquietó, una llamada en la que le advertían que se presentarían con un patrullero en la casa de Salamanca. En ese momento, Mónica decide decirle a sus hijos lo ocurrido y escoge un parque para hacerlo.
Mónica al final se entregó y dijo estar arrepentida. Asegura que no tuvo intención de hacerlo, que fue por las humillaciones constantes a la que estivo sometida constantemente.

Sin embargo, no dió una explicación convincente sobre la presencia del martillo debajo de su cama. Ante la policía dijo que por razones de seguridad, ante los robos frecuentes en si barrio, decidió colocar el martillo bajo su cama.
Mónica ya había denunciado a Hugo por violencia familiar en el 2003 y el 2008. Precisamente, por orden judicial ella y sus hijos llevaban tratamiento psicológico en el Hospital Hermilio Valdizán.

De acuerdo a la pericia psicológica que se le practicó a Mónica, presenta una personalidad inestable, impulsiva, dependiente y con rasgos disociales. Sin embargo, esta conclusión no advierte que Mónica sufra de transtorno mental agudo.

Y, ¿qué podemos decir de Hugo? Sus allegados lo recuerdan como un hombre ejemplo, un amigo leal, excelente profesional y un tenaz promotor de obras sociales. Los que lo conocieron no pueden creer lo ocurrido. Para ellos, Mónica no pudo soportar la idea de que Hugo pretendiera formar un nuevo hogar. Consideran que sus celos la llevaron a darle una muerte tan cruel.

Según los estudios de violencia familiar, por cada siete hombres que asesina su pareja, una mujer hace lo mismo. Este caso es uno de ellos. Y en ocasiones como esta, una vez más son los hijos los que tienen que sufrir las consecuencias de un hogar destruido, con un padre brutalmente asesinado por la madre a la que le espera como mínimo quince años por el delito de parricidio.

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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