Han pasado tres años del terremoto que sacudió el sur del país.
Han pasado tres años del terremoto que sacudió el sur del país.
Ica, Pisco, Chincha, Cañete y otras ciudades resultaron destruídas casi en su totalidad el pasado 15 de agosto del año 2007, desde aquella fecha hubo todo tipo de ofrecimientos por parte del gobierno, un programa de reconstrucción (Forsur) que fracasó y serias denuncias de malos manejos.
Hoy los damnificados y pobladores a quienes se les prometió reconstruir sus viviendas, no logran resarcir el daño. Los hospitales, escuelas, iglesias y entidades públicas se reconstruyeron parcialmente.
Pese al tiempo transcurrido, cerca de 53 mil familias aún no pueden reconstruir sus viviendas. La Defensoría del Pueblo pide acelerar los trabajos en los colegios públicos dañados por el sismo.
Aunque el gobierno inundó el fin de semana los medios televisivos con un spot destacando la reconstrucción de escuelas en el sur, omitió reconocer su demora en la construcción del nuevo hospital regional, así como las demoras en la entrega de créditos, etc.
La reacción del sur es evidente. Hoy -con todo derecho- los damnificados en Pisco conmemorarán la tragedia con un “cacerolazo” con el que buscarán expresar su disconformidad con la ayuda brindada hasta el momento y hacer que las autoridades atiendan sus reclamos.
Y es que en la ciudad todavía hay problemas de saneamiento y déficit de viviendas, según denunció en RPP el presidente del comité central de lucha de Pisco, Teodulo Hernández.
“Aún hay gente que vive bajo cartones, plásticos, en terrenos, en suelo y realmente esto es calamitoso”, aseguró el dirigente, que atribuyó la dejadez a un supuesto “despilfarro de dinero” por parte de las autoridades locales.
Aparte de esa medida “para recibir el nuevo año del terremoto”, Hernández anunció que los pisqueños acatarán un pacífico paro provincial indefinido para exigir a la Presidencia del Consejo de Ministros la instalación de una mesa de diálogo a fin de encontrar soluciones a las problemáticas planteadas.
