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El ComercioAunque ayer se publicó un atestado policial que se creía perdido, pero lo acusaba directamente por narcotráfico, una nueva prueba pone contra la pared al empresario Adolfo Carhuallanqui Cahuamaca, alias César Cataño.

El ComercioAunque ayer se publicó un atestado policial que se creía perdido, pero lo acusaba directamente por narcotráfico, una nueva prueba pone contra la pared al empresario Adolfo Carhuallanqui Cahuamaca, alias César Cataño.

Según publica hoy «El Comercio», se trata de la confesión de José Luis Porras Loardo, primo del ahora acusado por lavado de dinero, quien en octubre de 1982 declaró ante la policía de Huancayo lo siguiente: “Me dedico desde hace siete meses a este tipo de actividades [tráfico ilícito de drogas] y lo hice en complicidad de mis primos Adolfo Carhuallanqui Porras, Mauro Carhuallanqui Carhuamaca [medio hermano del anterior], Arsenio Porras Huillcameza y otros”. 

Este personaje clave, tenía en ese entonces 23 años y se refiería al procesamiento de la hoja de coca en pasta básica y a las cargas que se elaboraron en la casa habitada por los tres personajes antes mencionados, ubicada en el anexo Auray (Chilca-Huancayo-Junín).

Este inmueble, situado a orillas de un río, fue intervenido por la policía en setiembre de 1982. Allí se descubrió una poza de maceración y restos de hoja de coca en pleno procesamiento y secado, así como rastros de pasta básica de cocaína e insumos químicos, como ácido sulfúrico. El primo de Carhuallanqui, detenido en este lugar junto con otras cinco personas, dijo, además, que él y sus primos elaboraron hasta cuatro cargas de droga.

“El primer trabajo [de narcotráfico] que tuve fue a la altura del kilómetro 28 de la Carretera Central, frente a las ruinas de Huaicán. En este trabajo participamos Adolfo Carhuallanqui Porras, su medio hermano Mauro Carhuallanqui, Arsenio Porras Huillcameza y yo. Allí se trabajaron unas 15 arrobas de hoja de coca y se obtuvo dos kilos [de pasta básica]. La materia prima la proporcionaban los antes mencionados y la droga también la vendían ellos. La casa la alquiló mi primo Adolfo Carhuallanqui [quien hoy se hace llamar César Cataño]. La segunda vez fue en la casa donde me intervino la policía [en Auray]. En este lugar elaboramos droga en base a 15 arrobas de hoja de coca, pero desconozco cuánta pasta salió ni su destino. Allí participamos los mismos de la primera vez”.

Porras Loardo, natural de Huancayo, tiene en la actualidad 51 años y durante su manifestación (en la que participó un representante del Ministerio Público y un oficial policial) no calló nada sobre las andanzas del hoy dueño de la empresa Peruvian Airlines. “La tercera [vez que elaboramos droga] fue en la casa de Arsenio Porras Huillcameza. Se utilizó el mismo número de arrobas de hoja de coca y la materia prima también la proporcionaron los que he mencionado anteriormente. De este trabajo salieron otros dos kilos [de pasta básica de cocaína]. La cuarta y última vez [que elaboramos droga] fue cuando fui detenido por la policía [en la casa del anexo Auray]”.

Este atestado N°095-ITID es clave, ya que revela no solo la participación de Carhuallanqui en el tráfico de drogas, sino que también descubre al personaje que desapareció este documento y el expediente judicial correspondiente. El año pasado la Oficina de Control de la Magistratura (OCMA) investigó la sustracción de estas evidencias y determinó que Arsenio Porras Huillcameza, citado en este reportaje como socio de Carhuallanqui en el negocio de la droga, fue la persona que el 2009 desarchivó estos documentos que obraban en la Corte Superior de Huancayo. Ahora se entienden los motivos por los que desapareció aquel conjunto de pruebas. (El Comercio / Periodismo en Línea)

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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