Se han escuchado miles de historias increíbles sobre el Ángel de la Guarda, pero el Papa Francisco aseguró ayer que esa fuerza celestial es real y nos acompaña a diario.
Su Santidad aclaró que no es una doctrina fantasiosa como muchos suponen, por ello invitó a los fieles a preguntarse por su vínculo con este custodio que el Señor envía para cuidar a cada hombre.
“¿Cómo es la relación con mi ángel de la guarda? ¿Lo escucho? ¿Le digo buenos días por la mañana? ¿Le digo ‘cuídame durante el sueño’? ¿Hablo con él? ¿Le pido consejo?” Francisco hizo estas reflexiones en su homilía en la misa de Santa Marta durante la cual advirtió que no caminamos solos por la vida y que quien se deja acompañar en el camino está “más cerca de la contemplación del Padre”.
“Dios puso a nuestro lado un ángel para cuidarnos”, dijo Francisco. “Si uno de nosotros creyera poder caminar solo, estaría muy equivocado –advirtió-, caería en ese error tan feo que es la soberbia: creer ser grande”, ser autosuficiente. Y recordó que, por el contrario, Jesús enseña a los apóstoles a ser como niños.
“Los discípulos peleaban sobre quién era el más grande entre ellos –siguió diciendo Francisco-: había una disputa interna, el carrerismo. Estos (discípulos), que son los primeros obispos, tuvieron la tentación del carrerismo. ‘Eh, yo quiero ser más grande que vos’. No era un buen ejemplo que los primeros obispos hagan esto, pero era la realidad. Y Jesús les enseñaba la verdadera actitud”, que era la de los niños.
El camino, por lo tanto, debe ser el de “la docilidad, la necesidad de consejo, la necesidad de ayuda, porque el niño es precisamente el signo de la necesidad de ayuda, de docilidad para ir adelante”. “Este es el camino. No quién es más grande”, subrayó.
“Ninguno camina solo y ninguno de nosotros puede pensar que está solo” porque está siempre “este compañero”, siguió diciendo. “Cuando no queremos escuchar su consejo, su voz, es como decirle: ‘¡Pero, vete!’ Echar al compañero de camino es peligroso, porque ningún hombre, ninguna mujer puede aconsejarse a sí mismo. Yo puedo aconsejar a otro, pero no aconsejarme a mí mismo. Está el Espíritu Santo que me aconseja, está el ángel que me aconseja. Por esto, lo necesitamos. Esta no es una doctrina sobre ángeles un poco fantasiosa: no, es realidad. Es lo que Jesús, Dios, dijo: ‘Yo mando ángeles delante de ti para cuidarte, para acompañarte en el camino, para que no te equivoques’”.
“Los que están más cerca de la actitud de un niño están más cerca de la contemplación del Padre. Escuchan con corazón abierto y dócil al ángel de la guarda”, ejemplificó.
En su homilía, en la misa en Santa Marta, el Papa explicó cómo actúa ese compañero que Dios pone junto a cada hombre: “Todos nosotros, según la tradición de la Iglesia, tenemos un ángel con nosotros, que nos cuida, nos hace sentir las cosas. Cuántas veces hemos escuchado: ‘Pero esto debería hacer así, esto no está bien, estate atento’: ¡muchas veces! Es la voz de nuestro compañero de viaje.
Estar seguros de que él nos llevará al final de nuestra vida con sus consejos, y por esto escuchar su voz, no rebelarnos. Porque la rebelión, el querer ser independiente, es una cosa que todos nosotros tenemos; es la soberbia, la que tuvo nuestro padre Adán en el Paraíso terrestre: la misma. No rebelarse: seguir sus consejos”.