La Iglesia Católica tiene nuevo líder. El cardenal Robert Francis Prevost, de origen estadounidense pero con fuerte vínculo con Perú, fue elegido como el sucesor del Papa Francisco y adoptó el nombre de León XIV. Su elección fue anunciada oficialmente tras la esperada fumata blanca que emergió de la Capilla Sixtina.
El anuncio se dio a las 18:08 hora local en Roma, generando una explosión de júbilo entre miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. Minutos después, el cardenal protodiácono proclamó el tradicional “Habemus Papam”, confirmando que la Iglesia tiene nuevo pontífice tras el fallecimiento de Francisco el pasado 21 de abril.
León XIV es el primer Papa nacido en Estados Unidos, pero además, posee Documento Nacional de Identidad (DNI) peruano, reflejo de su profunda conexión con el país andino, donde vivió más de una década como obispo de la Diócesis de Chiclayo y formador de religiosos agustinos.
Antes de su elección, Prevost era prefecto del Dicasterio para los Obispos, uno de los cargos más influyentes del Vaticano. Su experiencia en América Latina, África y Roma le ha otorgado una visión pastoral y multicultural que podría marcar una continuidad con la línea reformista de Francisco.
Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, León XIV ofreció un mensaje breve pero profundo. Agradeció a Dios, pidió oraciones por su antecesor y llamó a los fieles a “ser una Iglesia que escuche, acompañe y sirva en tiempos de incertidumbre y esperanza”.
Se espera que en los próximos días, el nuevo Papa empiece a definir sus prioridades y anuncie la organización del funeral del Papa Francisco, que congregará a jefes de Estado y representantes religiosos de todo el mundo en Roma.
Nota previa
La Plaza de San Pedro estalló en júbilo este jueves cuando, a las 18:08 horas locales, la tradicional fumata blanca emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, señal inequívoca de que los 133 cardenales reunidos en cónclave han elegido al nuevo Papa, sucesor de Francisco, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años.
La elección se concretó en la cuarta votación del segundo día del cónclave, tras una jornada matutina sin consenso. El elegido obtuvo al menos dos tercios de los votos, es decir, un mínimo de 89 sufragios, como establece la normativa eclesiástica.
Tras aceptar su designación, el nuevo pontífice se retiró a la «sala de las lágrimas» para vestirse con los hábitos papales y prepararse para su primera aparición pública. El cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, será el encargado de anunciar oficialmente su nombre y el título papal que ha escogido desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, seguido de la tradicional bendición «Urbi et Orbi».
Este cónclave ha sido notable por su rapidez y diversidad. Con 133 cardenales electores de 71 países, se convirtió en uno de los más multiculturales de la historia de la Iglesia. La elección en solo dos días recuerda a los cónclaves de 2005 y 2013, que también concluyeron en la cuarta votación.
El nuevo Papa asume el liderazgo de una Iglesia que enfrenta desafíos significativos, incluyendo la secularización en diversas regiones, tensiones internas y la necesidad de continuar las reformas iniciadas por Francisco, quien promovió una Iglesia más inclusiva y comprometida con las periferias sociales.
Mientras el mundo espera conocer la identidad del nuevo pontífice, miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro aguardan con expectación el anuncio oficial que marcará el inicio de un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica.