El dicho "Otorongo no come otorongo" resuena de nuevo y es que ayer el Pleno del Congreso salvó al fujimorista Ricardo Pando de una cantada acusación constitucional por contratar a la "empleada fantasma," Liliana Reátegui. De los 47 votos que se necesitaban sólo se obtuvieron 37, por las extrañas ausencias de legisladores que se retiraron del Hemiciclo.
El dicho "Otorongo no come otorongo" resuena de nuevo y es que ayer el Pleno del Congreso salvó al fujimorista Ricardo Pando de una cantada acusación constitucional por contratar a la "empleada fantasma," Liliana Reátegui. De los 47 votos que se necesitaban sólo se obtuvieron 37, por las extrañas ausencias de legisladores que se retiraron del Hemiciclo.
Además de ello ocho congresistas votaron en contra y 11 se abstuvieron. Los medios de prensa peruanos cuestionaron que parlamentarios como los apristas Javier Velásquez Quesquén, Luis Giampietri y Nidia Vílchez se retiraran mucho antes de la votación.
La otra gran ayuda para Pando vino de su bancada (fujimorismo) y de colegas cuestionados y con procesos como José Vega (UPP), Rocío Gonzales (PN), Nancy Obregón (PN) y Yaneth Cajahuanca (PN) quienes se abstuvieron.
Tras la polémica votación, el vocero del APRA, Luis Negreiros, anunció que su partido estudia presentar una reconsideración porque creen que Pando sí cometió delitos, y anunció que los compañeros que rompieron el acuerdo de acusarlo “son pasibles de sanción”.
Por su parte, el nacionalista Daniel Abugattás informó que la Comisión de Etica de su partido sancionará “de inmediato” a sus colegas que no acusaron a Pando.
Antes de la votación, Pando ejerció su defensa y aceptó su error al borde de las lágrimas. “Mis más sinceras disculpas por el daño causado al Congreso. El error que cometí fue por desconocimiento, jamás hubo de mi parte intención de dolo alguno, sólo se quiso dar solución a un problema operativo para cubrir mis viajes a Tarma. Amo a mis hijos y les pido perdón”, dijo antes de dejar el hemiciclo.
