Frontera

FronteraTodavía hoy, Chile tiene sus fronteras minadas. No desactivó 106.894 minas, que están desparramadas en 168 campos, al norte y al sur de la Cordillera de los Andes. Perú, Bolivia y Argentina son los tres países que limitan con esas barreras, herencia de la dictadura de Augusto Pinochet, pero amenaza vigente para la población civil y residentes de países vecinos.

FronteraTodavía hoy, Chile tiene sus fronteras minadas. No desactivó 106.894 minas, que están desparramadas en 168 campos, al norte y al sur de la Cordillera de los Andes. Perú, Bolivia y Argentina son los tres países que limitan con esas barreras, herencia de la dictadura de Augusto Pinochet, pero amenaza vigente para la población civil y residentes de países vecinos.

Según publica hoy el diario El Clarín,  la población que reside en los límites, especialmente por el lado peruano y argentino conoce las zonas de riesgo pero si un simple mortal se aventura podría tener una muerte segura por los explosivos.

"No se salgan de la ruta, porque si se adentran, corren serios riesgos", comentó un lugareño a los enviados especiales del diario argentino.

En la Bahía Azul (zona que colinda con Argentina), las señales de alerta son rojas y verdes, están en español, inglés y alemán, pero todas advierten lo mismo: que avanzar significa perder la vida o quedar mutilado. Un matrimonio de viajeros italianos pregunta desde la banquina: "¿Esto de las minas no será un invento para tener a raya a los argentinos?". Los informes oficiales son menos incrédulos: las minas están, son 3.636 en la zona costera y pueden explotar.

La constatación puede hacerse en la página Web de la Oficina para el Desarme de las Naciones Unidas. Allí está el Informe de Transparencia de la Comisión Nacional de Desminado Humanitario (CNDA) que creó Chile para cumplir con la Convención de Ottawa, que prohíbe el uso y la producción de minas antipersonales y ordena destruírlas.

Si se cruzan los datos, puede deducirse que Chile no llegará a desminar su territorio para el año 2012, como indica su compromiso original, y que necesitará una prórroga para llegar al objetivo. En 2002, Chile declaró tener 122.661 minas en zonas de frontera. Al año siguiente las contó mejor y reportó 123.443.

Para el año 2005, el país trasandino mejoró el ritmo del desminado, porque dijo tener instaladas 119.347 minas y menos cantidad en 2006: 117.108, según los documentos a los que accedió Clarín. El año pasado, el reporte chileno habló de 112.449 minas, mientras que en mayo último se notificó a la ONU la cifra actual, 106.894. Pasado en limpio, desde 2002, sólo 15.767 minas fueron encontradas, extraídas del suelo y anuladas en su capacidad de daño. Representan el 12,8 por ciento del total. Y quiere decir que el trabajo está lejos de completarse.

Marcela Ríos, oficial de Gobernabilidad del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, considera que "el proceso de desminado está en marcha y muy bien porque existe un fuerte compromiso del Estado de Chile y se han aumentado los recursos para hacerlo". Sin embargo, estima que "a pesar del fuerte impulso, es improbable que se cumpla con la meta del 2012 y quizás sea necesario extender dicho plazo".

El trabajo, sobre todo aquí, en el Sur, se dificulta por las condiciones climáticas (los expertos pueden trabajar sólo tres semanas al año) y los costos operativos. Poner una mina cuesta entre 50 y 200 dólares. Sacarla sale mucho más: 1.000 dólares. Hay países que hacen los dos trabajos: el negocio de la guerra y el negocio de la paz.

Las minas que se destruyeron más rápido fueron las que estaban almacenadas, el triple de las que permanecen activas. Según la Comisión de Desminado de Chile, en agosto de 2003 se completó la destrucción de las 300.039 que había en stock. Sólo se quedaron con un puñado para entrenamiento.

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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