Los escándalos que protagonizaron algunos congresistas, como Elsa Canchaya (UN) hasta José Anaya Oropeza (UPP), Tula Benites (Apra), Miró Ruiz (UPP), Margarita Sucari (UPP) y otros, le han pasado la factura al Parlamento afectando considerablemente su aceptación entre la población, tal como demuestra la encuesta nacional urbana que hoy publica el diario El Comercio elaborada por Ipsos Apoyo.
Los escándalos que protagonizaron algunos congresistas, como Elsa Canchaya (UN) hasta José Anaya Oropeza (UPP), Tula Benites (Apra), Miró Ruiz (UPP), Margarita Sucari (UPP) y otros, le han pasado la factura al Parlamento afectando considerablemente su aceptación entre la población, tal como demuestra la encuesta nacional urbana que hoy publica el diario El Comercio elaborada por Ipsos Apoyo.
Sólo el 9% de la población considera aceptable la labor del Congreso y es la cifra más baja desde julio del 2006 cuando empezó sus labores.
Si bien no es históricamente el rechazo más considerable –el registro más bajo se dio durante el régimen de Alejandro Toledo cuando alcanzó el 6% de aprobación en diciembre del 2005–, preocupa, pues precisamente la esfera parlamentaria sostiene la democracia.
Este descrédito del Congreso acarrea a la clase política en general y al sistema en su integridad; ello podría explicar la subida en la intención de voto de Keiko Fujimori, quien en enero tenía 15% y ahora ostenta 18%, y precisamente ella no solo representa al fujimorismo en su autoritarismo y poco aprecio por los partidos políticos, sino que además encarna al movimiento político de la última dictadura que gobernó el país.
Keiko empata el segundo lugar con Ollanta Humala, quien baja del 20% al 18%. No es coincidencia este descenso en Humala, si se tiene en cuenta que los protagonistas de los últimos escándalos en el Parlamento provienen de la agrupación que promovió su candidatura presidencial en el 2006: UPP. La aceptación a la candidatura de Luis Castañeda baja de 24% a 20%, aunque sigue liderando la intención de voto.