Aunque usted no lo crea, el legislador Gustavo Espinoza, tendría una historia oculta de persecución y espionaje, nada menos que contra la hoy famosa conductora de televisión, Laura Bozzo.

Aunque usted no lo crea, el legislador Gustavo Espinoza, tendría una historia oculta de persecución y espionaje, nada menos que contra la hoy famosa conductora de televisión, Laura Bozzo.

Según revela el diario Peru 21,  se trata de una historia que hasta ahora nadie conocía y que ha visto la luz en una crónica de Juan Manuel Robles para la revista Soho .

Cuenta el relato de Robles que, en 1992, Laura Bozzo fue candidata a concejal por un pequeño partido provinciano. Su agrupación no obtuvo la victoria, pero ella se ganó un lugar en el municipio. Es ahí cuando empezó su historia con Espinoza, “un ex policía sin instrucción superior, pero con mucho barrio”.

Según la publicación, en aquellos años Laura le dio la mano al partido vencedor y defendió a capa y espada al alcalde, traicionando a su líder y a su compañeros. Para mala suerte de la concejal Bozzo, con esto se ganó un enemigo imprevisible: Gustavo Espinoza, actual congresista y suspendido por 120 días por grabar a sus colegas sin que ellos lo sepan.

EL DESTAPE. Robles narra que Espinoza Soto quería vengarse de Laura por su traición y que este un día vio a Laura Bozzo con un hombre que no era su marido, un concejal que tenía un cargo de confianza en el cabildo.

Luego, continúa la narración, llegó a manos de Espinoza la factura de un cuarto de hotel a nombre de la Municipalidad y encontró su oportunidad. “Seguí a Laura durante meses, hasta que un camarero me lo confirmó todo. Siempre usaban la misma habitación”, cuenta Espinoza.

En la crónica se señala que la “señorita Laura” perdió la cordura y, con su verbo florido, usó contra Espinoza frases de no menos calibre como “maricón de mierda” y “conchatumadre”.

Pero lo peor habría llegado después. Espinoza habría encontrado una cinta de video que, asegura este, contenía imágenes de Laura con el concejal y llevó una copia a Laura para que la viera. Pese a que se compadeció y no presentó la cinta ante nadie, el hoy congresista la habría usado la cinta para chantajear a la conductora de TV.

“Desde entonces — y esto lo atestiguan compañeros de esa época — Espinoza llegó siempre a las reuniones del Concejo con un casete en blanco con el rótulo “Laura” en la etiqueta. Era como hacer la reedición cotidiana del experimento de Pavlov: cuando mostraba el casete, la fiera se volvía mansa, dócil”, narra Robles. (Peru 21 – Periodismo en Línea)

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