En torno al conde Drácula se han tejido muchas historias y si bien no es real que este haya sido un vampiro como en las películas, el personaje con ese nombre así como su temible castillo sí existieron.
Pues ahora resulta que el famoso castillo de Bran, conocido mundialmente como ‘el castillo de Drácula’, ya está a la venta. La familia de los Habsburgo, a la que el inmueble pasó en 1996 en una campaña de restitución de propiedades, prefiere obtener un ingreso extra por este inmueble.
Como se recuerda, la fortaleza medieval se labró su fama por coincidir íntegramente con la descripción del escenario de los acontecimientos de la escandalosa novela de Bram Stocker ‘El conde Drácula’. Su edificación ubicada en Rumania se inició en el año 1377 y concluyó en 1388, de acuerdo con la página web del castillo.
Sus paredes han visto al propio príncipe de Valaquia Vlad III Tepes, nacido como Draculea y apodado posteriormente ‘el Empalador’. Sin embargo, la historia dice que el personaje en el que podría estar basado Drácula nunca vivió en el castillo ni torturó a nadie en sus claustros, sino que fue capturado y hecho prisionero dos meses en sus mazmorras mientras la zona estaba dominada por el Imperio otomano.
El gran duque Domingo y sus hermanas, las archiduquesas María Magdalena e Isabel Habsburgo, no dan información sobre el precio de venta, pero según sus agentes, aceptarían vender la fortaleza por al menos 64 millones de dólares estadounidenses, mientras que los expertos estiman su valor en más de cien millones.
El castillo de Bran necesita algunas reformas. Según sugieren los visitantes más optimistas, para habitarlo haría falta añadir un par de cuartos de baño alicatados y unas capas de pintura. Otros dicen que se encuentra medio en ruinas. Pero los pequeños defectos visibles no privarán al futuro comprador de saberse propietario de unos cientos de metros cuadrados en los que, en presencia de Vlad III o sin él, fueron empaladas, ahorcadas y descuartizadas miles de personas. Además, es uno de los mayores atractivos turísticos en Rumanía, con 560.000 visitantes anuales. / RT