Se cumple un año más del fatídico incendio en el centro comercial de Mesa Redonda pero todavía rondan en mi mente aquellas tristes imágenes de muerte y desolación. Recuerdo como si fuera ayer aquel 29 de diciembre del año 2001, yo me alistaba para salir con extrema rapidez de CPN Radio -mi entonces centro laboral- pues había planeado una salida al cine con Karina, mi entonces amiga y hoy novia; pero tres sonidos consecutivos de alarma en el scaner (equipo de rastreo de comunicaciones radiales) me inquietaron.

No acostumbro dejar de lado algún asunto importante así que me acerque a escuchar. "Atención máquina 16, 2201..Incendio, jirón Ayacucho en el lugar varios 1041 ". Fue fácil para mi entenderlo gracias a las clases intensivas de Jaime Mandujano, aun coordinador de CPN, hasta ese momento no entendía la gravedad de la emergencia. Así que me senté por algunos minutos, medité y llamé por teléfono a la central de bomberos. "Señor parece una emergencia en Surco, pero también hay otra grave en el centro", me contestó con amabilidad la recepcionista de turno.

Por segunda vez me levanté, y de pronto la segunda alarma. "Atención maquinas, 28, 24, 56. Haga linea baja, de grandes proporciones", alarmado decidí comunicarme con mi jefe de turno, Ricardo Montero, que estaba en cabina conduciendo el noticiero. ¡Arranca de una vez!, me respondió casi gritando.

Renegando bajé y busqué la unidad movil pero su turno había terminado. No me quedaba otra, la infaltable motocicleta que usamos para comisiones diarias me trasladó. Hoy creo que si no fuera por la movilidad de dos ruedas nunca hubiera llegado al corazón de Mesa Redonda. La congestión vehicular llegaba hasta el parque universitario, era imposible avanzar pero el chofer

Se cumple un año más del fatídico incendio en el centro comercial de Mesa Redonda pero todavía rondan en mi mente aquellas tristes imágenes de muerte y desolación. Recuerdo como si fuera ayer aquel 29 de diciembre del año 2001, yo me alistaba para salir con extrema rapidez de CPN Radio -mi entonces centro laboral- pues había planeado una salida al cine con Karina, mi entonces amiga y hoy novia; pero tres sonidos consecutivos de alarma en el scaner (equipo de rastreo de comunicaciones radiales) me inquietaron.

No acostumbro dejar de lado algún asunto importante así que me acerque a escuchar. "Atención máquina 16, 2201..Incendio, jirón Ayacucho en el lugar varios 1041 ". Fue fácil para mi entenderlo gracias a las clases intensivas de Jaime Mandujano, aun coordinador de CPN, hasta ese momento no entendía la gravedad de la emergencia. Así que me senté por algunos minutos, medité y llamé por teléfono a la central de bomberos. "Señor parece una emergencia en Surco, pero también hay otra grave en el centro", me contestó con amabilidad la recepcionista de turno.

Por segunda vez me levanté, y de pronto la segunda alarma. "Atención maquinas, 28, 24, 56. Haga linea baja, de grandes proporciones", alarmado decidí comunicarme con mi jefe de turno, Ricardo Montero, que estaba en cabina conduciendo el noticiero. ¡Arranca de una vez!, me respondió casi gritando.

Renegando bajé y busqué la unidad movil pero su turno había terminado. No me quedaba otra, la infaltable motocicleta que usamos para comisiones diarias me trasladó. Hoy creo que si no fuera por la movilidad de dos ruedas nunca hubiera llegado al corazón de Mesa Redonda. La congestión vehicular llegaba hasta el parque universitario, era imposible avanzar pero el chofer

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