Patrimonio cultural de la ciudad de Huancavelica.  El patrimonio cultural del Perú tiene en la ciudad de Huancavelica una de las muestras más grandes de tradición, arquitectura, arte pictórico y belleza natural, que sin embargo aún no se ha sabido valorar.

 

Patrimonio cultural de la ciudad de Huancavelica.  El patrimonio cultural del Perú tiene en la ciudad de Huancavelica una de las muestras más grandes de tradición, arquitectura, arte pictórico y belleza natural, que sin embargo aún no se ha sabido valorar.

 

Por: Alba Choque Porras

Periodista e Historiadora de Arte

Son sin duda las ocho iglesias de la Villa Rica de Oropesa, el más elocuente legado de aquella esplendorosa época de virreyes y personajes que vivieron en medio del esplendor del azogue y el mercurio, y de todas las riquezas que dicha actividad traía a esas tierras.

Es la iglesia matriz de la Catedral, junto a las de Santo Domingo, San Cristóbal, San Juan de Dios, Santa Ana, San Francisco, San Sebastián y la Ascensión, templos fundados en los siglos XVI y XVII, las que constituyen a su vez un conjunto de la más antigua data arquitectónica del virreinato.

No puede dejar de mencionarse a la Iglesia de Minas de Santa Bárbara, encumbrada a 4 100 metros sobre el nivel del mar, preciosa obra de estilo barroco, mudo testigo de las penurias de los antiguos pobladores mineros de esa zona, convertida hoy en día en uno de los símbolos de la ciudad.

Estos templos virreinales, llenos del sabor del barroco florido y del churrigueresco, son los que marcan la imagen señorial de la ciudad. Entre ellos encontramos valiosos artesonados y elaborados retablos, que junto a la profusión del arte pictórico de la escuela cusqueña y  ayacuchana, dejan con asombro a los visitantes, amén del valioso arte mural que ostentan los muros del arte religioso de dichos templos.

La importancia de Huancavelica esta justamente en su arte, que persevera a través del tiempo y por la fe que sobrevive gracias a la tradición. Las variadas fiestas patronales que se dan en todas las épocas del año, como las del Niño Perdido y San Sebastián en enero, la célebre Semana Santa Huancavelicana, la Fiesta de las Cruces en mayo, la Fiesta del Niño de Lachoc, entre las más representativas; son las que hacen de esta ciudad un portento de patrimonio inmaterial.

Numerosas leyendas orales se mezclan en el aire de la capital de Castrovirreyna, relatos floridos que nos hablan de personajes humanos y sobrenaturales. Todo ello en medio del desfile de procesiones que cada cofradía organiza con orgullo. Por ello, cada templo resulta ser un manantial de religiosidad y del más amplio ámbito de patrimonio cultural.

Al lado de ello, y remontándonos al pasado prehispánico, se haya el complejo arqueológico de Uchcus-Incañan (“uchcus” es hoyo o hueco en quechua), de clara filiación incaica, que habiendo permanecido oculto por 500 años, fue dado a conocer por el profesor Alfonso Zuasnabar en 1995. El lugar se halla a 30 kilómetros de la ciudad, tomando la carretera rumbo a Izcuchaca. Ostenta orgullosa una portada de pie y muros de sillares pulidos, dotados de esmerado corte.

Así, la Preciosa Alhaja de la Corona, como era conocida Huancavelica, atesora un pasado glorioso, que supervive a pesar del tiempo transcurrido. Sin embargo, falta el apoyo del gobierno central y regional para darle su justa valía y difusión a estas obras y vivencias que traspasan a los hombres, pero no a los siglos.

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