Aunque hoy los jueces están atados de manos por la extraña desaparición del atestado policial del financista de Lourdes Flores Nan, Adolfo Carhuallanqui Porras, una copia de dicho documento en poder del diario "La República" revela que este personaje se cambió de identidad cuando lo buscaba la policía.

Aunque hoy los jueces están atados de manos por la extraña desaparición del atestado policial del financista de Lourdes Flores Nan, Adolfo Carhuallanqui Porras, una copia de dicho documento en poder del diario "La República" revela que este personaje se cambió de identidad cuando lo buscaba la policía.

Parte del documento que publica dicho matutino detalla que Cataño estaba requisitoriado por años como Adolfo Carhuallanqui Porras, pero se cambió a César Cataño Porras. 

El ciudadano Adolfo Carhuallanqui Porras era buscado por la policía por su implicación en dos casos por narcotráfico, en 1982 y en 1983, cuando el 9 de agosto de 1984 se inscribió en el registro electoral de La Victoria como Adolfo Carhuallanqui Porras. Tres meses y 10 días después, todavía se encontraba requerido por las autoridades,  y sin embargo, volvió a inscribirse, esta vez en el registro de Jesús María, el 19 de noviembre de 1984, pero con otra identidad: César Cataño Porras.

El empresario Carhuallanqui Cataño alega haber cambiado de identidad porque supuestamente su madre le reveló que su padre no era Martín Carhuallanqui Cajallo sino un tal Tomás Cataño Iparraguirre. La República obtuvo una copia del atestado policial presuntamente extraviado del segundo caso de narcotráfico en el que aparece sindicado Adolfo Carhuallanqui Porras, documento que explicaría el cambio de nombres y apellidos. En el segundo caso  de narcotráfico, además de Adolfo Carhuallanqui, estaban involucrados sus padres Martín Carhuallanqui Cajallo y María Porras Palomino.

Este diario solicitó a Carhuallanqui Cataño una entrevista para esclarecer la información que lo comprometía con el tráfico de drogas y la manipulación de dos identidades. Sin embargo, luego de garantizar el encuentro periodístico, desistió de la entrevista alegando que sus abogados le recomendaron que no lo hablara con la prensa.

Extraño robo

El atestado policial es de excepcional valor porque consigna que Adolfo Carhuallanqui Porras estaba requisitoriado por narcotráfico en agravio del Estado desde el 4 de octubre de 1982, por la Jefatura de Investigación de Tráfico Ilícito de Drogas de Huancayo, donde vivió con su familia antes de trasladarse a Lima.

Precisamente el que ha sido expediente en este caso es el que ha sido robado de la Primera Sala Penal de Junín, en agosto de este año. La policía que investiga por lavado de activos a Carhuallanqui-Cataño requería de dicho expediente para saber en qué circunstancias el empresario había conseguido sospechosamente la prescripción de ese caso en 1996.

Pero la sustracción del expediente no eliminó los antecedentes judiciales de Carhuallanqui-Cataño, como por ejemplo el Atestado Nº 88-DPD de la Jefatura Departamental de Junín de Investigación de Drogas, fechada en Huancayo el 30 de noviembre de 1983.

Buscado por narco

Con este caso, Adolfo Carhuallanqui Porras sumaba dos procesos por tráfico ilícito de drogas, uno en 1982 y el otro en 1983. Se encontraba en condición de prófugo, al igual que sus padres, cuando decidió inscribirse primero con dicha identidad, Adolfo Carhuallanqui Porras, y sorpresivamente, tres meses después, se transformó en César Cataño Porras.

La procuraduría del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec), justamente, ha denunciado al corredor de autos y empresario por el ilegal cambio de identificación y le ha restituido la verdadera: Adolfo Carhuallanqui Porras.
Reniec sustenta su decisión al comprobar que Carhuallanqui usaba ambas identidades a su conveniencia, lo que explicaría por qué pudo evadir a la justicia.

Mientras que para la policía antinarcóticos no queda duda de que el próspero empresario César Cataño Porras (segunda identidad) y sus padres formaban parte de una organización dedicada al  narcotrafico.

“La droga era un negocio familiar”

Según el atestado policial, entre el 15 y 18 de noviembre del 83 se capturó a una red de procesadores y distribuidores de droga encabezada por Félix Pérez Luis. Durante los interrogatorios, uno de los apresados, Beatriz Rojas Paucarcucho, quien ya registraba antecedentes por narcotráfico dijo.

“En el mes de junio del presente año (1983) me conocí con la persona de María Porras Palomino quien compraba choclos para llevar a Lima, la misma que me indicó si conocía alguna persona que elaboraba PBC ella podría conectarle con un comprador de Lima” explicó Beatriz Rojas ante la policía y la fiscalía: “Motivo por el que le dije a Félix Pérez Luis que fuera a mi casa de  donde nos trasladamos a la feria de ganado en Coto Coto, donde nos estaba esperando la señora (María Porras Palomino), presentándolos y ellos hicieron el negocio. (…)

”Hago presente que la señora al momento de hacer el negocio se encontraba con su esposo Martín Carhuallanqui Cajallo y dijo que la droga que estaba comprando era para que su hijo Adolfo Carhuallanqui Porras la vendiera por menudeo en Lima”.

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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