La despenalización del aborto ha traído consigo una ruptura de posiciones políticas que han terminado zarandeando incluso al gobierno. Tal es el caso del ministro de Defensa Rafael Rey, quien amenazó hace pocos días con renunciar si la Comisión Revisora del Código Penal del Congreso aprobaba despenalizar el aborto eugenésico (por malformación congénita), al final el ministro –vinculado al Opus Dei- tuvo que desentenderse de sus palabras.

 

 

La despenalización del aborto ha traído consigo una ruptura de posiciones políticas que han terminado zarandeando incluso al gobierno. Tal es el caso del ministro de Defensa Rafael Rey, quien amenazó hace pocos días con renunciar si la Comisión Revisora del Código Penal del Congreso aprobaba despenalizar el aborto eugenésico (por malformación congénita), al final el ministro –vinculado al Opus Dei- tuvo que desentenderse de sus palabras.

 

 

Jesica León
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Pero esta polémica no nació de la política, sino de una campaña de la ONG Flora Tristán para que la mujer decida sobre su cuerpo y su futuro. Por ello, durante largos días muchas mujeres jóvenes marcharon con carteles en mano con frases como: “yo aborté por terminar mi estudios”, “yo aborté porque me violaron”, “yo aborté porque no estaba preparada”. Leyendo algunos testimonios de la página web de Flora Tristán, se denota diversidad y justificación distinta. http://www.flora.org.pe


Pero, ¿Realmente una mujer está preparada para decidir si quiere llevar en su vientre a un nuevo ser? Pues creo la decisión la toma una personalmente, pero desde ya debe estar preparada para asumir las consecuencias, sean estas buenas o malas. Eso lo aprendí cuando vi un reportaje que lanzó el programa “Reporte Semanal” sobre el caso de una mujer violada por siete soldados en la época del terrorismo, ella tenía sólo 17 años de edad y no sabía quién era el padre de la niña que llevaba “en sus entrañas”. Incluso desesperada trató de matarse, sin embargo, al final dijo algo muy cierto “yo quise tener a mi bebé y luchar por ella” “cada mujer tiene derecho a decidir”.

Sin embargo, antes de tomar posturas apresuradas, hay que también ser claro en los tipos de aborto: El aborto libre, al que se somete una mujer que no desea tener un hijo por motivos sociales o personales, el aborto eugenésico, es la eliminación del feto cuando presenta una malformación, y el aborto terapéutico  se realiza cuando peligra la vida de la madre y del niño y se decide por uno de ellos.

Es aquí donde quiero marcar la diferencia y donde debemos dejar los apasionamientos. No es debatible el aborto libre, es más, creo que es muy difícil que se apruebe. Pero, los dos restantes, el eugenésico y terapéutico, tendrán necesariamente que seguir en el candelero.

De hecho, como mencioné anteriormente, no sólo ha movido a la política sino a la sociedad y a la religión. Así, nuestro cardenal Juan Luís Cipriani, incluso aseguró que la Iglesia Católica “va adoptar a todos esos niños que las mujeres no deseen tener”.

Aquí me pregunto nuevamente, ¿Acaso ese compromiso no resulta irrelevante cuando existen tantos niños pobres, abandonados y desnutridos que deambulan por nuestras calles.  La iglesia ¿Qué hace algo por ellos?

Muchos dicen que con despenalizar el aborto se reduciría el tenebroso porcentaje de muertes de mujeres que van a clínicas clandestinas. Pero un estudio realizado por Centro Nacional de Investigación y Desarrollo para el Bienestar y la Salud de Finlandia (STAKES) reveló que las mujeres que abortaban tenía siete veces más probabilidad de morir por suicidio, 14 veces más probabilidad de morir por homicidio y un 60% de probabilidad de morir por causas naturales.

Esto quiere decir que la muerte de la mujer está relacionada con la depresión, la angustia, la sensación de sentirse una escoria, una verdadera mierda, es natural porque pierdes a una parte de ti, y la idea fuerza de que no lo puedes tener por razones económicas o personales vence el lado maternal a punto de surgir.

Cuánta información  fluctúa en los medios de comunicación, en el Internet, en los documentales, en el colegio, etc. No hay excusa de no cuidarse hasta existe “la pastilla del día siguiente” que puede salvar un embarazo no deseado, sé que el instinto sexual es más fuerte y las pasiones nos hacen olvidar las consecuencias del sexo no seguro. Pero si se toma las debidas precauciones  el nivel de nuestra pobreza se  podría reducir, no veríamos tantas indigentes con tres o cuatro niños en brazos pidiendo limosna. Se debe estar preparado tanto el lo económico y psicológicamente para traer a un niño al mundo.

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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