El delincuente que acabó cruelmente con la vida del sacerdote puertorriqueño Linán Ruiz Morales y de su asistente Albany Águila Cruz huyó herido y por la puerta del convento de San Francisco que conduce al jirón Áncash, en el Centro de Lima. Así lo comprueban los restos de sangre que se encontraron en dicha escena y que no pertenecen a ninguna de las dos víctimas mortales.
El delincuente que acabó cruelmente con la vida del sacerdote puertorriqueño Linán Ruiz Morales y de su asistente Albany Águila Cruz huyó herido y por la puerta del convento de San Francisco que conduce al jirón Áncash, en el Centro de Lima. Así lo comprueban los restos de sangre que se encontraron en dicha escena y que no pertenecen a ninguna de las dos víctimas mortales.
«Se han hallado goteos de sangre en los pasadizos que conducen a la salida de Áncash, así como en la chapa de la puerta. Éste es un detalle importante que permitirá establecer científicamente la responsabilidad del autor», informó una fuente de la División de Investigación de Homicidios de la Dirincri revela hoy el diario Correo.
Señaló además que están a la espera de tomar la manifestación del sacerdote Julio Palacios (72), quien el pasado jueves -fecha del sangriento asesinato- dormía en el piso 3 de la zona del Santuario de San Francisco Solano. Como se sabe, el padre Linán fue atacado en el nivel 2 y su enfermero en el 1.
El padre Palacios ha sido citado por la Policía debido a que su versión resulta importante, ya que él conocía al grupo de jóvenes al que el sacerdote Linán ayudaba y que lo visitaba en el convento.
EN EL SUR. Los agentes especializados realizan operativos en Cañete y Lunahuaná, localidades del Sur Chico en donde se presume se habrían ocultado los asesinos, que ya han sido identificados por la Policía.
Mientras tanto, el ministro del Interior, Octavio Salazar, indicó ayer que ha prohibido a la Policía que proporcione mayores detalles sobre las citadas investigaciones hasta que éstas se aclaren. Reiteró que las pesquisas están avanzadas.
Repatriación en espera Pese a que el padre Linán Ruiz, quien padecía de un terrible cáncer, había pedido a sus más cercanos colaboradores que cuando muriera lo enterraran en su tierra natal junto a su madre, su deseo no podrá ser cumplido hasta que concluyan las investigaciones de su asesinato.
El titular de la 42 Fiscalía, Arturo Chalco Cornejo, ha dispuesto que «los restos mortales no podrán ser retirados del territorio nacional, ni cremados, durante el tiempo que dure la investigación y sin previa autorización de la autoridad competente bajo responsabilidad penal».
Ante ello, el último sábado el féretro fue llevado al convento de San Francisco para que los seguidores de este hombre de bien le dieran el último adiós. Luego, la funeraria Merino lo retiró y ahora «lo tiene bajo custodia», informaron las autoridades.
