En cinco días, Mourinho volvió a ganarle la partida táctica al técnico interino azulgrana Jordi Roura, pues nuevamente Real Madrid volvió a derrotar al Barcelona, esta vez 2-1, con una superioridad que se hizo notoria a partir del ingreso del portugués Cristiano Ronaldo en el minuto 58’.  La polémica se generó en el último minuto, tras una falta muy evidente de Ramos a Alexis Sánchez y que el árbitro no cobró penal.

Sin Xabi Alonso, Khedira, Ózil, Cristiano Ronaldo, ni los argentinos Higuaín y Di María (este último suspendido por acumulación de tarjetas amarillas), es decir, sin su volante y ataque habitual, el Real Madrid se dio el lujo nuevamente de darle la pelota al Barcelona, para presionarlo en todo momento y no dejarlo realizar su fútbol.

Barcelona básicamente sin Puyol, Fábregas ni Xavi (lesionado) fue un equipo sin alma, sin actitud, el cual nunca tuvo ideas ofensivas, gracias a que también los “suplentes” madridistas cumplieron a cabalidad lo dispuesto por su técnico. Con  Iniesta improductivo (al parecer le faltó su socio Xabi) y con un Messi desaparecido – más allá del gol – la visita no tuvo profundidad en su ofensiva, pues simplemente no tuvo fútbol, dedicándose solamente a rotar el balón con su fútbol mecanizado, incapaz de rematar desde media distancia.

A los 6’, un desborde de Morata – quien le ganó la posición a Dani Alves –  permitió al delantero blanco sacar un centro al área chica rival, para la aparición del francés Benzema, quien solo tuvo que empujarla para marcar la diferencia.

A los 18’ recién Barcelona encontraría el espacio ansiado y con ello el gol, pues Messi rompió la trampa del off side ante pase profundo del brasileño Alves para igualar el partido. Fue la primera y única jugada de gol para los azulgranas, pues el resto del encuentro siguieron con la pelota en su poder pero sin inquietar, gracias también –repito – a la labor del once capitalino, quien nunca pasó apuros ni tampoco inquietó más a Valdés en el primer tiempo – sólo un cabezazo de Morata se fue alto -, volviéndose un match intrascendente.

El complemento se caracterizó por ser la etapa de las tarjetas amarillas pues el árbitro del compromiso mostró hasta diez.

A los 58’, el encuentro se pintaría de color merengue, pues los ingresos de Khedira y principalmente de Cristiano Ronaldo (por un desdibujado Kaká y Benzema), le daría otra dinámica a los madridistas, que comenzaron a tener un poco más el esférico. Con la sóla presencia del portugués, los defensas visitantes comenzarían a sufrir con cada mano a mano y avance de su rival y si nunca tuvo la capacidad de desdoblar juego para atreverse por las bandas, mucho menos lo tendría con la presencia de CR7.

Barcelona se mostró vulnerable, nunca hilvanó ideas de juego, no remató al arco de López y  no tuvo aproximaciones reales en la segunda etapa, más allá de la jugada final que detallaré más adelante. Pero en líneas generales el conjunto catalán no estuvo dentro del campo por dos razones: por la incapacidad de ellos mismos que al parecer se aburren y nublan cuando les cierran los espacios y también por la gran disposición táctica de su contrincante. La prueba de ello se manifiesta en que el argentino Mascherano fue su principal figura al retener ataques del rival y al intentar darle salida a su equipo.

Lo dicho antes, Real Madrid generaría las principales acciones de peligro en el segundo tiempo, como aquella de Morata, quien sólo ante Valdés no pudo marcar, simplemente porque el mata culé estuvo sensacional. Otra opción de gol fue un tiro libre cobrado por Cristiano Ronaldo, donde nuevamente Valdés se comportó a gran altura.

Hasta que llegó Sergio Ramos al minuto 82 para marcar el gol del triunfo, tras cabecear un balón que llegó desde un saque de rincón efectuado por Modric. Un gol que caía por propio peso y que hacia justicia a lo que pasaba dentro del campo.

En los últimos minutos, los de la capital española  pudieron marcar el tercer tanto, a través de Cristiano Ronaldo, quien envió un remate de tiro libre al palo, cuando Valdés había quedado parado.

Como en todo clásico siempre existe la polémica y esta ocurrió prácticamente en la última jugada del encuentro cuando Alexis cayó  en una acción con Sergio Ramos dentro del área. Indiscutible penal, pues el capitán merengue tocó al delantero chileno pero el árbitro Pérez Lasa no quiso cobrar la falta.

Luego del pitazo final, las protestas catalanas no se harían esperar, lo que generaría la expulsión de Valdés, quien se mostró  colérico ante la falta no penalizada.

Real Madrid ganó nuevamente el clásico y merecidamente, esta vez por la Liga, reduciendo a 13 puntos la diferencia ante el puntero. La preocupación del once de Mourinho no estaba en este partido – aunque es un clásico y siempre se pone de manifiesto la rivalidad – pero la prioridad es el partido de la próxima semana con Manchester United por la Champions League, tanto así que no jugó con la mayoría de sus titulares.

 

Muchos periodistas y aficionados indican que el Barcelona está en crisis por las caídas consecutivas (dos ante Real Madrid y una frente a Milan). A mi criterio no puede haber crisis en un club que es el puntero de su Liga aún con amplia diferencia y que con su estilo mecanizado – como yo lo llamo – ha sido capaz de brindar las mejores actuaciones en los últimos años con ese estilo sinigual.

Simplemente – es mi opinión – se ha encontrado en el camino ante dos equipos de primer nivel, que le han planteado los partidos inteligentemente de manera defensiva y que han tenido la capacidad de definirlos a su favor (presión en la marca más cierre de espacios + contragolpe y ataque efectivo). Otros rivales se agazapan pero no tienen más argumentos. El fútbol es así, no toda la vida se puede ganar.

Seguramente cuando el Barcelona juegue la vuelta de la Champions League ante el cuadro italiano, se encuentre con un planteamiento difícil de vulnerar, pero no imposible. Lo que sí a su estilo manifiesto debe agregarle otros argumentos de sorpresa, como el remate de media distancia.

Por Luis Miguel Guerrero.

Periodista (redactor y reportero) de www.enlinea.pe

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