El Tribunal Superior de Hiroshima ordenó en una inesperada decisión que el peruano José Manuel Torres Yagi vuelva a ser juzgado en primera instancia por la violación y el asesinato de una niña de siete años en 2005.

El Tribunal Superior de Hiroshima ordenó en una inesperada decisión que el peruano José Manuel Torres Yagi vuelva a ser juzgado en primera instancia por la violación y el asesinato de una niña de siete años en 2005.

Según Peru.com, el juez Yasuhido Narazaki anuló este martes la sentencia de cadena perpetua a la que estaba condenado en primera instancia y justificó su decisión en que el caso no fue suficientemente investigado, según la agencia japonesa Kyodo.
 
La repetición del juicio bajo nuevas circunstancias implica que la probabilidad de que el peruano sea castigado con la pena capital es ahora mayor que antes.
 
En el primer juicio, el 4 de julio de 2006, el tribunal de distrito no se decantó por la pena de muerte porque Torres Yagi se había cobrado sólo una víctima y porque el peruano no tenía un pasado criminal conocido.
 
En aquella ocasión el juez se inclinó por la cadena perpetua, pero ni la fiscalía ni la defensa quedaron contentas con la decisión y ambas recurrieron la sentencia.
 
Tras varios meses de proceso en el Tribunal Superior de Hiroshima el juez Yasuhide Narazaki ha ordenado que se repita aquel juicio y que se incluyan en la instrucción las informaciones sobre el acusado aportadas por la fiscalía, no tenidas en cuenta en aquella ocasión.
 
Las nuevas informaciones son la ficha criminal de Torres Yagi en Perú, en la que constan al menos otros dos ataques sexuales contra chicas, un dato que crea precedentes que la justicia japonesa podría usar para hacer más severo su castigo.
 
De hecho, el foco de la atención pública ha estado durante el juicio instruido estos meses en el Tribunal Superior de Hiroshima en si el juez se decidiría por una sentencia de pena de muerte contra Torres Yagi a la luz de las informaciones aportadas por la fiscalía.
 
El peruano, que se declaró inocente en la apertura del juicio, se mostró muy nervioso e incluso atormentado durante sus apariciones en la sala de justicia de Hiroshima.
 
En alguna ocasión se le vio torcer el gesto para contener las lágrimas a causa de la ansiedad que le provocaba el proceso.
 
La defensa del peruano centró sus esfuerzos durante la fase de instrucción en que Torres Yagi nunca tuvo intención de matar o de violar a la niña con argumentos como el de que durante el primer juicio no se le practicó al acusado ninguna prueba psiquiátrica.
 
En el primer juicio Torres Yagi llegó a alegar que durante la comisión del crimen, algo considerado probado, escuchó "voces del diablo".
 
El peruano, que entró en Japón con un pasaporte falso, abusó de la niña de siete años Airi Kinoshita y la estranguló cerca de su apartamento el 22 de noviembre de 2005.
 
Después metió el cuerpo de la pequeña en una caja de cartón y lo abandonó en un descampado cercano a su domicilio.
 
El caso de la violación y muerte de Airi Kinoshita conmocionó a la sociedad japonesa y avivó el debate sobre la inmigración en Japón.

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