Cuando los peruanos lo soportamos todo, no importa llegar tarde al trabajo o centro de estudios, no importa cuántas horas hombre se pierdan en el caótico tránsito vehicular y cuánto combustible se pierda en el envidiable parque automotor capitalino.

Cuando los peruanos lo soportamos todo, no importa llegar tarde al trabajo o centro de estudios, no importa cuántas horas hombre se pierdan en el caótico tránsito vehicular y cuánto combustible se pierda en el envidiable parque automotor capitalino.

Herzon Pinedo
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Esta mañana como todos los días a bordo de una unidad que va desde el cono norte a Chorrillos fui testigo del desmayo de una simpática señorita que al parecer iba a estudiar a alguna academia del centro de Lima. Los propios pasajeros tuvieron que buscar alguna colonia o alcohol para poderla practicamente "resucitar".

Todo ocurrió porque el bendito bus se encontraba atorado por más de 10 minutos en la avenida Túpac Amaru a la altura de Habich donde se forma un tremendo cuello de botella gracias al famoso Metropolitano cuya construcción marcha a paso de tortuga.

Así como la joven, son miles y miles los trabajadores, estudiantes y pobladores en general que tienen que pasar las de "Caín" para poder viajar en la capital. ¿Cómo es posible que en el tramo entre Habich y el puente Santa Rosa se tenga que emplear más de 30 minutos?. En el trayecto, la gente reniega y "maldice" al alcalde Luis Castañeda por la demora en las obras y por la falta de planificación. No son suficientes los letreros que dicen "Las molestias pasan, las obras quedan".  La gente quiere una explicación real y contundenete de Luis Castañeda quien debe decir de una vez por todas cuándo terminará el "vía crusis" para los limeños y no limeños que vivimos en la capital.

Si bien el transporte en Lima ya es caótico casi por naturaleza, cómo se ha complicado tremendamente por las obras cuando las pistas se rompen acá y allá, cuando se tiene que usar un solo carril de una autopista que tiene cuatro, y cómo se complica cuando los policías de tránsito no ayudan y agilizan el paso vehicular con criterio y no basándose únicamente en los semáforos. Qué terrible se pone la cosa cuando un viejo bus se malogra en medio de la pista o cuando se registra una avería en las tuberías de agua.

La gente cansada de renegar mejor se queda dormida para no seguir haciendo hígado. Cuánta gente se habrá enfermado, si aún estaba con salud, cuántos habrán tenido que ir a la farmacia a comprarse algún calmante, cuántos habrán terminado en una clínica u hospital.

¿Cuándo señor Castañeda, por lo menos pedirá disculpas a todos los que tenemos que soportar la odisea de viajar en Lima?. Usted debe darse cuenta de los millones de horas hombre que se pierden al día por su culpa. Debe darse cuenta de los millones de galones de combustible que se pierden en los interminables viajes y de los vehículos que se malogran en las bombardeadas avenidas.

Con mucho respeto señor alcalde, usted que tiene aspiraciones presidenciales y que se mantiene arriba en las encuestas, debe hablar claro y no a medias tintas. ¿Cuándo terminará el Metropolitano? 

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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