Sus gestos exagerados, su caminar acelerado e irregular y el bigote infaltable lo convierten en una copia casi fiel del mítico Charles Chaplin.

Sus gestos exagerados, su caminar acelerado e irregular y el bigote infaltable lo convierten en una copia casi fiel del mítico Charles Chaplin.

Pero el protagonista detrás de ese bien logrado maquillaje e interpretación artística, es un estudiante de pedagogía teatral que se ha convertido en una de las figuras características del Parque Central de Miraflores desde que decidió personificar al mítico "Charlot".

Se trata de Juan Gómez Vásquez, el Chaplin peruano, quien empezó hace casi un año en las calles del barrio chalaco de Gambetta Baja, donde nació y, por si fuera poco, nació también su afición por el arte, revela el diario "El Comercio".

Al cumplir la mayoría de edad (hoy tiene 27), empezó a leer a los poetas clásicos encerrado en su cuarto hasta que un día cualquiera decidió escribir sus primeros versos. Como buen romántico, su primer destinatario fue una mujer a la que, durante 20 días exactos, envío poemas que dejó bajo la puerta de su casa, siempre a la medianoche y sin que ella supiera de quién se trataba. “Luego me enteré que ella acababa de aceptar como enamorado a un chico de mi barrio”, dice, y bromea: “Tal vez yo, sin querer, ayudé a que eso ocurriera”.

Juan llegó a Miraflores poco después, gracias a los recitales poéticos que se realizaban los viernes por la noche en el parque Kennedy. Junto con los versos, y sin más apoyo que su gusto por las letras, el artista escribió en tan solo unas semanas su primera pieza teatral. La tituló “El mundo engendra solo muertos”. “La obra hablaba de la humanidad y de que en esta vida estamos de paso, de que aquí hay más muertos que vivos”, recuerda. Su primer ejercicio existencialista, sin embargo, se convertiría con el tiempo en un nuevo camino por recorrer. En el 2005, Juan ingresó a la Escuela de Nacional Arte Dramático. Quería estudiar pedagogía teatral.

Pero Juán también se recursea interpretando al mítico personaje en conocidos restaurantes de Lima y hasta realiza dinámicas, se fotografía con los invitados y le pone la chispa que se necesita en esos locales públicos. Eso si, él no habla sólo actúa gestualmente como lo hacía "Charlot".

UN HOMBRE EN SILENCIO

“Chaplin no fue mi primera opción”, recuerda el artista. “En un curso nos mandaron a analizar un personaje del cine y, con un compañero, pensamos representar a “El Gordo” y “El Flaco”. Hoy, sin embargo, la opción no parece haber sido errada. “Decidí ver sus películas y comprendí que se trata de un personaje de la calle, del mundo, que camina como alguien común y corriente”.

Enfundado en el terno de siempre y usando una antena de televisión como bastón, decidió salir a las calles de Gambetta para probar cuánto se parecía al protagonista de “El gran dictador”. No le fue bien, claro: sus amigos lo reconocieron al instante. Por eso, consiguió un pantalón ancho, unos zapatos varias tallas más grandes que la suya, mandó a confeccionar un saco a la medida de su pequeño cuerpo y, con la ayuda de su padre, se hizo un flexible bastón de silicona. El personaje, ahora sí, estaba listo. Su siguiente parada, lo sabía de antemano, era Miraflores. (Textos El Comercio – Periodismo en Linea)

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