catanocesar

catanocesarEra un documento crucial y se creía perdido, pero hoy fue publicado el primer atestado policial que involucró al empresario César Cataño con preguntas actividades de lavado de dinero.

catanocesarEra un documento crucial y se creía perdido, pero hoy fue publicado el primer atestado policial que involucró al empresario César Cataño con preguntas actividades de lavado de dinero.

Según el diario «El Comercio», Adolfo Carhuallanqui Porras, también conocido como César Cataño Porras, es mencionado en el documento de la policía antidrogas que data de octubre de 1982.

En este documento inédito, que desapareció sospechosamente el año pasado de los archivos de la Corte Superior de Huancayo, se indica que la policía descubrió indicios de hoja de coca en pleno proceso para convertirla en droga, así como restos de pasta básica de cocaína, en una poza de maceración instalada en la casa que en ese entonces habitaba el hoy dueño de la aerolínea Peruvian Airlines.

“[Está probado] que en el inmueble habitado por Adolfo Carhuallanqui [ubicado en el anexo Auray-Chilca-Huancayo] se elaboró pasta básica de cocaína y que se desenterró detritus [restos de hoja de coca procesada]”, dice el documento policial. No solo eso, el atestado fechado en octubre de 1982 y signado con el N° 095-ITID señala que este personaje participó en la “producción, transporte y comercialización de diferentes cargas de droga, valorizadas hasta en 10 millones de soles de la época”. Por si fuera poco, también se indica que el denunciado se encargaba de “obtener la materia prima” para elaborar pasta básica. Según las fuentes del caso, la hoja de coca provenía de la selva ayacuchana y luego se procesaba en la sierra de Huancayo.

Este documento fue descubierto por agentes de la policía antidrogas en los viejos archivos de la Corte Superior de Huancayo y en la misma Dirandro. Allí se relatan las andanzas del joven Carhuallanqui Porras en el mundo del narcotráfico durante los años 80, cuando en el Perú solo se elaboraba pasta básica de cocaína. También se narra que ese caso de drogas se originó luego de que la policía interviniera una vivienda en el anexo de Auray en setiembre de 1982 para detener a un grupo de personas que se dedicaba al robo de ganado para luego sacrificarlos y vender el producto. Por aquellos años, comentaron fuentes allegadas al caso, la familia materna y paterna de Carhuallanqui se dedicaba a la venta de carne en el mercado de Huancayo. Sin embargo, los agentes nunca imaginaron que dentro de la casa, ubicada cerca de un río, iban a descubrir una poza de maceración.

Cabe recordar que, a fines del 2009, este Diario reveló que Carhuallanqui fue acusado en dos  atestados (095-ITID y 88-DPD-Junín) por narcotráfico en la década de los ochenta, los cuales derivaron en igual número de procesos judiciales ante la Corte Superior de Huancayo (Exp. 1602-82 y 1761-83, respectivamente). A raíz de estos hechos, según las fuentes, el entonces joven de 20 años pasó a la clandestinidad en Lima junto con varios de sus coacusados y nunca volvió a ser visto hasta 1996, tal como lo prueba otro documento, al cual tuvo acceso El Comercio.

Este precisa que el empresario cambió su nombre –de Adolfo Carhuallanqui por el de César Cataño– para burlar a la justicia y no porque se enteró de la identidad de su verdadero padre, como hasta hoy asegura. Ese año fue detenido en Lima por una denuncia de documentos falsos. Cuando fue interrogado, confesó lo siguiente: “Me conocen con el nombre de César Cataño Porras porque no podía trabajar con mi verdadero nombre, por cuanto tenía problemas judiciales por tráfico ilícito de drogas en Huancayo”.(El Comercio / Periodismo en Línea)

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.