Henrique Capriles

Henrique Capriles, elegido el domingo candidato opositor para los comicios presidenciales de octubre en Venezuela, es un joven pero experimentado gobernador con fama de incansable, que propone reemplazar el socialismo de Hugo Chávez por un modelo de izquierdas basado en el brasileño.

Gobernador del segundo Estado más poblado del país, Miranda, que abarca parte de Caracas, Capriles, de 39 años, asegura sentirse «cómodo» cuando se le ubica en la centro-izquierda, ensalza la labor del sector privado en la economía y cree que la prioridad del Estado debe estar en las políticas sociales.

Al recorrer los pueblos y barriadas de gran parte de Venezuela durante su campaña para las primarias de oposición se mostró sereno y resuelto, llamando a la «unión» de todos los venezolanos por encima de colores políticos.

El ahora candidato presidencial, que ganó el domingo las primarias con más de 60% de los votos, ha evitado hasta ahora atacar abiertamente a Chávez y ha ofrecido mejorar sus populares políticas sociales para captar el voto de las clases más bajas, tradicionalmente afines a este último.»Chávez plantea el camino del socialismo.

Un Estado que quiere ser dueño de todo. Yo planteo el camino del progreso», asegura Capriles, que quiere «aplicar en Venezuela el modelo brasileño».

«La clave es la superación de la pobreza, atada al crecimiento económico», continúa, al describir lo que más le inspira del modelo al que dio forma en Brasil el ex mandatario Luiz Inacio Lula da Silva. También propone acabar con algunas prerrogativas que promovió Chávez, como la reelección indefinida, y leyes como la que permite las expropiaciones de tierras.

Capriles empezó su carrera política muy temprano cuando con 26 años fue electo diputado y presidente de la desaparecida Cámara de Diputados, de la mano de uno de los partidos tradicionales, el Copei (demócrata-cristiano, derecha).

Hijo de una familia pudiente y nieto por parte materna de judíos polacos sobrevivientes del Holocausto, aunque se define «católico creyente», Capriles es un abogado con especialización en derecho económico, que tras su debut parlamentario ganó en 2000 la alcaldía del municipio caraqueño de Baruta apoyado por el joven partido Primero Justicia, socialcristiano, al que sigue perteneciendo.

En 2004 fue reelegido alcalde, tras pasar cuatro meses preso acusado de no actuar ante un ataque sufrido por la embajada de Cuba durante el golpe de Estado que despojó brevemente del poder a Chávez en abril de 2002, cargos de los que finalmente fue absuelto.

«Cuando uno pasa por la cárcel sin duda hay dos caminos: o te alejas de todo lo que es la fe, la parte cristiana, o te acercas. Yo me acerqué», dice Capriles, que agradece además a su abuela materna haberle enseñado a no ser rencoroso.

En este sentido, se declara admirador del ex presidente surafricano Nelson Mandela, porque «después de soportar una prisión de tantos años, tuvo el valor de salir a trabajar con todos y unir al país». Un modelo a seguir que «encaja perfectamente» en el momento que vive Venezuela, con una sociedad profundamente dividida entre chavistas y detractores.

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