La población con más riesgo de presentar tuberculosis son las personas entre los 18 y 50 años de edad, sin embargo, no quedan descartados los adultos mayores ni los niños y niñas, dijo Dante Vargas, médico neumólogo y jefe del Servicio de Enfermedades Respiratorias del Hospital Nacional Hipólito Unanue del Ministerio de Salud (Minsa).

Agregó que también tienen riesgo de tener esta enfermedad aquellas personas con enfermedades crónicas, como por ejemplo diabetes, VIH, enfermedad renal, entre otras.

El especialista indicó que una infección tuberculosa latente significa que una persona ha entrado en contacto con bacterias de la tuberculosis en algún momento de su vida y se ha contagiado, convirtiéndose así en un infectado. En este estadio, la persona no está enferma ni es contagiosa.

“Se habla de enfermedad cuando las bacterias se multiplican en el pulmón, y esto puede ocurrir meses o años después de la infección. A través de los vasos sanguíneos, las bacterias pueden propagarse por el resto del cuerpo, es decir a los ganglios linfáticos, el sistema nervioso central, los huesos, entre otros. Esta es una de las formas de tuberculosis no contagiosas”, indicó.

Transmisión

La transmisión de la tuberculosis se da cuando la persona enferma tose, liberando en el medio ambiente unas gotas microscópicas con las bacterias, que pueden ser inhaladas por otras personas. El peligro de contagio sólo existe por contacto con una persona enferma de tuberculosis pulmonar contagiosa.

El especialista del Hospital Nacional Hipólito Unanue también dijo que a menudo la enfermedad comienza con pocas molestias. Sin embargo, hay señales que debemos conocer para estar alertas, como tos prolongada por dos semanas y en ocasiones con pequeñas cantidades de sangre, pérdida de peso y de apetito sin mayor explicación, cansancio, fiebre leve, sudores nocturnos, y dolor en el pecho.

A fin de prevenir y detectar tempranamente la enfermedad es recomendable que quienes tienen dudas sobre la enfermedad o presentan alguno de los síntomas mencionados acudan a los establecimientos de salud para someterse a un procedimiento de descarte temprano.

En algunos casos, los pacientes suelen acudir al médico con síntomas ya avanzados. Por tal motivo, es importante la detección de esta enfermedad a través del examen de esputo, cuyo análisis en laboratorio de la secreción de los bronquios se complementa con las radiografías de los pulmones.

También se puede realizar una prueba epidérmica y un examen de sangre, que mide la reacción de inmunidad a los microorganismos del mal.

Cabe resalar que es política de Estado que el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad sea totalmente gratuita para la población en cualquier establecimiento de salud del Minsa a nivel nacional.

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