Un error en la identificación de los cadáveres de dos de las cooperantes españolas fallecidas el pasado martes en un accidente de carreteras en el Cusco, retrasó hoy la entrega de los restos mortales a las familias.
Un error en la identificación de los cadáveres de dos de las cooperantes españolas fallecidas el pasado martes en un accidente de carreteras en el Cusco, retrasó hoy la entrega de los restos mortales a las familias.
Según denunciaron los padres de una de las víctimas, el féretro recibido no contenía el cuerpo de su hija, el cual llegó este sábado al aeropuerto de Madrid-Barajas en un vuelo procedente de Lima.
Los féretros que correspondían supuestamente a dos de ellas, Lidia Monjas y Soraya Macías, desembarcaron en Madrid, y, el de esta última, continuó su traslado por carretera hasta la localidad de Gomecello, en la provincia española de Salamanca (noroeste).
Desde la capital de España voló hacia Málaga (sur) el féretro con el cuerpo de Lorena Guerrero, que recibirá sepultura en un municipio de la provincia de Granada.
El cadáver de María José Such, cuya familia denunció hoy que los restos mortales no correspondían con los de la cooperante, siguió vuelo hacia Valencia.
Tras realizar la denuncia, la Policía Judicial realizó las pruebas de ADN correspondientes y confirmó que el cadáver de María José se encontraba en el tanatorio de la localidad de Alcorcón, en Madrid, mientras que el de Lidia Monjas fue trasladado a Valencia, según confirmaron a EFE fuentes de la investigación.
El Ministerio español de Exteriores piensa que el error en la identificación se dio en la “primera fase de manipulación en la morgue de Cusco”.
Según explicaron a EFE fuentes de dicho ministerio, tras el accidente de tráfico, la presidenta de la Asociación “Señor de Huanca”, con la que las cooperantes colaboraban, y un italiano que compartía casa con ellas identificaron “exhaustivamente” los cuatro cadáveres.