Fieles en Santuario de Santa Rosa

Cada 30 de agosto el Santuario de Santa Rosa de Lima, ubicado en la avenida Tacna a pocos metros del puente Rimac, recibe a miles de fieles que quieren pedir un deseo o simplemente agradecer a la Patrona de Lima, del Perú, del Nuevo Mundo y las Filipinas.

Esta mañana no fue la excepción y es que los católicos, entre niños, jóvenes, adultos y ancianos hacen una larga cola con el propósito de pedir a la santa limeña, depositando una carta en el famoso «Pozo de los Deseos» de Santa Rosa de Lima.

Es por ello que por medidas de seguridad y ante la gran cantidad de público asistente el tránsito en las calles adyacentes al templo será restringido. Desde el puente Santa Rosa hasta la avenida Emancipación, además se ha cerrado la parte del norte de Virú, oeste de Alfonso Ugarte, el sur de Nicolas de Piérola y Abancay que se conectan a la Plaza de Armas. 

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VIDA Y MILAGROS. Nacida en el siglo XVI como Isabel Flores de Oliva, fue hija de Gaspar Flores, arcabucero natural de Baños de Montemayor, municipio de la provincia de Cáceres (España). Así lo asegura la placa en la casa de los Flores, la cual aún se conserva en dicho pueblo cacereño.

En 1545, Gaspar salió de España, después de pasar por Puerto Rico y Panamá, que formaban parte del virreinato de Nueva España, llegó al Perú en 1547, como soldado del Pacificador Pedro de la Gasca, quien restableció la Real Audiencia en 1549, recuperando el dominio de la Corona tras la usurpación del poder por Gonzalo Pizarro, gobernante del Perú entre 1544-1548. Gaspar Flores fue nombrado arcabucero el 9 de marzo de 1557, por don Andrés Hurtado de Mendoza, tercer virrey del Perú entre 1556-1561. El 1 de mayo de 1577, se casó, en Lima, con la criolla limeña María de Oliva y Herrera, apellidos procedentes de Aragón. Ese mismo año servía de arcabucero en la guarda del V Virrey Francisco de Toledo (1569-1581).

En 1615, buques corsarios holandeses deciden atacar la Ciudad de Lima, aproximándose al Puerto del Callao en días previos a la fiesta de La Magdalena. La noticia corre pronto hasta Lima y con ello la proximidad y desembarco en el Callao, lo que altera los ánimos de los ciudadanos. Ante esto, Rosa reúne a las mujeres de Lima en la Iglesia de Ntra. Sra. del Rosario para orar ante el Santísimo por la salvación de Lima. Apenas llegada la noticia del desembarco, la terciaria subió al Altar, y cortándose los vestidos y remangados los hábitos puso su cuerpo para defender a Cristo en el Sagrario. Los ánimos del vecindario eran alarmantes, llegando a huir muchos de Lima hacia lugares distantes.

Misteriosamente el capitán de la flota neerlandesa falleció en su barco días después, y ello supuso la retirada de sus naves, sin atacar el Callao. En Lima todos atribuyeron el milagro a Rosa y por ello en sus imágenes se le representa portando a la Ciudad sostenida por el ancla.

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